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RASSINIER : La mentira de Ulises



                       ha presentado los campos en esta forma que procede de la afirmación categórica?
                            El mundo de las campos de concentración (Pavois, 1946) tuvo un éxito merecido. En
                       el concierto de los testigos menores que pedían la venganza a gritos y la muerte de los
                       alemanes vencidos   intentaba llevar las responsabilidades sobre el nazismo e indicaba un giro,
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                       una orientación nueva. La Francia pacifista le agradeció a David Rousset por haber concluido
                       en estos términos:

                                     «La existencia de los campos es una advertencia. La sociedad alemana, en
                                razón a la vez de la potencia de su estructura económica y del rigor de la crisis que
                                la ha derrotado, ha conocido una descomposición hasta
                       [175]
                                ahora excepcional en la actual coyuntura del mundo.  Pero sería fácil demostrar que
                                los rasgos más característicos de la mentalidad de la S.S. y de los cimientos
                                sociales se encuentran en muchos otros sectores de la sociedad mundial. Sin
                                embargo, menos acusados, y ciertamente sin medida común con el desarrollo en el
                                Gran Reich. Pero esto no es más que una cuestión de circunstancias. Sería un
                                engaño, y criminal, pretender que es imposible a los otros pueblos pasar por una
                                experiencia semejante por «razones» de oposición de «naturaleza». Alemania ha
                                interpretado con la originalidad propia a su historia, la crisis que le ha conducido
                                al mundo de los campos de concentración. Pero la existencia y el mecanismo de
                                esta crisis depende de los fundamentos económicos y sociales del capitalismo y del
                                imperialismo. Bajo una nueva forma, mañana pueden aparecer todavía efectos
                                análogos. ( ) Se trata en consecuencia de una batalla muy concreta que hay que
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                                llevar.» (Página 187.)
                            Los días de nuestra muerte (1947), obra en la que se vuelven a tomar los antecedentes
                       de  El mundo de los campos de concentración y se especula con ellos hasta agotarlos, está
                       bastante alejada de esta profesión de fe que, por otra parte, El payaso no ríe olvida totalmente.
                       De donde hay que concluir que David Rousset ha evolucionado con el pretexto de hacerse más
                       preciso, lo cual ha hecho que su obra haya acabado por tomar un carácter mucho más
                       antialemán que antinazi a los ojos del público. Esta evolución, en su punto de partida, fue
                       más notable al estar matizada de ciertas debilidades por el comunismo, pero después de cierto
                       tiempo

                       [176] ha encontrado su conclusión en un antibolchevismo del que sería aventurado decir que
                       no se transformaría en rusofobia para y simple si la crisis mundial se precipitase en una
                       guerra.
                            La originalidad, pues, de El mundo de los campos de concentración  ha sido distinguir
                       entre Alemania y el nazismo en el establecimiento de las responsabilidades. Y es doble por
                       una teoría que hizo sensación en tanto que justificaba el comportamiento de los presos
                       encargados de la dirección de los asuntos del campo, por la necesidad de conservar para la
                       postguerra ante todo la élite de revolucionarios. ( ) Martin-Chauffier justificando al médico
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                       que quiere salvar al mayor número posible de presos para lo que concentra sus esfuerzos, ante
                       todo, en ciertos enfermos, y David Rousset justificando la política que quiere salvar la calidad
                       y no el número, pero una calidad definida en funciones de ciertos imperativos



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                         «Los franceses deben saber y deben guardar en la memoria que los mismos errores llevarán a los mismos
                       horrores. Deben quedar advertidos del carácter y de las taras de sus vecinos más allá del Rhin, raza de
                       dominadores, y es por eso por lo que el n° 43.652 ha escrito estas líneas. Franceses, estad alerta y no olvidéis
                       nunca.» (Hermano Birin, 16 meses de presidio, pág. 117.) Por otra parte, «el boche» había vuelto a florecer en
                       todos los labios, con el odio que se une a la palabra cuando se la pronuncia bien.
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                          La prueba. — «Mientras que varias centenas de millares de "personas desplazadas" adultas han logrado
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                       control del I.R.O. en los siniestros barracones de Alemania, Austria e Italia. Pero la organización internacional de
                       refugiados cesará definitivamente sus trabajos en unos meses y uno se pregunta cuál será la suerte de estos
                       huérfanos abandonados dos veces.
                       De aquí en adelante su situación es trágica, pues en ciertos campos sólo reciben la alimentación equivalente a
                       trescientas o cuatrocientas calorías diarias, y nadie sabe si esta ración insuficiente podrá ser mantenida. La
                       mortalidad, en tales condiciones, ocasiona terribles estragos.» (La Bataille, 9 de mayo de 1950.) El diario precisa
                       que son 13 millones los que viven así, en una Europa desembarazada de Hitler, de Mussolini y de toda
                       preponderancia fascista reconocida. Yo pido que se avergüen los tratamientos a los cuales les someten sus
                       guardianes. P. R.
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                         Esta teoría está afirmada con mayor claridad en Los días de nuestra muerte.
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