Page 203 - Pacto de silencio
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Es evidente que debe haber un medio eficaz de recaptación y almacenamiento, para
                 disponer  del  transmisor  después  de  cada  impulso.  El  Sistema  Nervioso-Vegetativo
                 guarda  una  relación  con  el  sistema  endocrino;  ambos  sistemas  tienen
                 representaciones centrales importantes en el hipotálamo, donde se integran entre si
                 y reciben influencias subcorticales, corticales y espinales.
                 Existen  estructuras  como  el  tracto  hipotálamo-neurohipofisario  y  la  medula
                 suprarrenal,  que  no  pueden  clasificarse  estrictamente  como  pertenecientes  al
                 sistema  nervioso  o  al  endocrino.  La  teoría  neurohumoral  engloba  en  un  concepto
                 unitario de evolución y funcionalismos los sistemas nervioso y endocrino.
                 El  impulso  nervioso  produce  una  liberación  de  acetilcolina,  que  tiene  un  efecto
                 despolarizante en todos los niveles en que actúa, posteriormente es hidrolizada por
                 la enzima acetilcolinesterasa, en dos moléculas, colina y acetato, volviendo las fibras
                 donde actúa al estado de reposo o repolarización.
                 Una  vez  expuestos  los  preliminares  anatómico-fisiológicos  explicamos:  nuestra
                 hipótesis sobre la fisiopatología del Síndrome Tóxico. Está fundamentada toda ella,
                 en que en el Síndrome Tóxico la enzima acetilcolinesterasa sufre un bloqueo por el
                 tóxico, responsable de todo el cuadro clínico de esta intoxicación.
                 Este  bloqueo  de  la  acetilcolinesterasa  produce  un  síndrome  de  hiperexcitabilidad
                 colinérgico y adrenérgico, que recibe el nombre de ANFOTONIA VEGETATIVA y fue
                 muy bien descrito por Danielopolu.
                 El tóxico también puede actuar, además, como ocurre en las intoxicaciones por vía
                 digestiva,  de  una  forma  directa  sobre  determinados  órganos:  hígado,  estómago,
                 intestino,  riñón  etc…,  siendo  las  alteraciones  dermatológicas  una  pantalla  de  cine
                 donde se reflejan éstas.

                 A grandes rasgos, vamos a explicar la fisiopatología del cuadro clínico, que integran
                 el Síndrome Tóxico Neumonía atípica e insuficiencia respiratoria.
                 Los síntomas de la citada neumonía son debidos, por una parte, a la hipertensión
                 pulmonar por vasoconstricción simpática, con bloqueo continuo o intermitente de la
                 placa  motriz  cuando  es  sometida  a  un  exceso  de  acetilcolina,  que  provoca  en  las
                 fibras  musculares  de  los  músculos  que  intervienen  en  la  respiración,  una
                 contracción  continua  o  intermitente,  debido  a  un  bloqueo  continuo  de
                 despolarizaron o intermitente, según la gravedad del caso, por la cantidad de tóxico
                 ingerido  e  idiosincrasia  de  cada  individuo  y,  complicada  en  muchos  casos  por
                 gérmenes de cualquier tipo que, bien procedentes del exterior o que se encuentren
                 en  las  vías  respiratorias,  exalten  su  virulencia  en  estas  circunstancias  especiales.
                 Trastornos neuromusculares. Se deben a un bloqueo de despolarización de la placa
                 motriz, al estar sometida a un exceso de acetilcolina, de una forma permanente, al
                 no  poder  actuar  la  acetilcolinesterasas  anulada  por  el  tóxico,  dando  lugar  a  los
                 calambres, contracturas y atrofias musculares, con todo su cortejo sintomático por
                 todos conocido.
                 La  sequedad  orofaríngea  y  ocular  persistente,  se  debe  a  una  inhibición  de  las
                 secreciones por excitación adrenérgica.
                 La  anorexia,  insomnio,  pérdida  de  peso  e  incluso  la  caquexia,  que  han  padecido
                 algunos de mis enfermos, son debidos a la hipertonía simpática que, repercutiendo
                 sobre el metabolismo, provoca una, gran lipolisis, por movilización de los depósitos
                 grasos, que alteran los procesos fisiológicos de la peroxidación.
                 Otros  síntomas  que  integran  el  cuadro  clínico  del  Síndrome  Tóxico.  Tales  como
                 encefalopatías,  coma,  por  edema  cerebral,  trastornos  psiquiátricos,  etc.,  tienen  su
                 explicación en un estudio profundo y más amplio de las acciones de los mediadores
                 neurohumorales que por limitación de espacio no nos vamos a extender.

                 Con  arreglo  a  la  fisiopatología  por  nosotros  establecida  como  hipótesis  de  trabajo,
                 aplicamos el siguiente tratamiento medicamentoso:
                 1)  El Fosfato disódico y acetato de betametasona, por las siguientes razones:
                 Por  su  indicación  en  todas  aquellas  intoxicaciones  de  origen  desconocido,  por  su
                 potente poder antinflamatorio; por su acción rápida y efecto sostenido por su fácil
                 administración  y  dosificación;  porque  empleando  dosis  bajas,  hemos  obtenido


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