Page 200 - Pacto de silencio
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EL MÉDICO QUE LOGRÓ CURARLOS
«En el juicio diré que la causa del síndrome tóxico es un organofosforado. No
puede ser nada más que un organofosforado, o un veneno nuevo. Ningún otro
tóxico produce la sintomatología del síndrome tóxico» —me diría el 25 de mayo
de 1987 el teniente coronel médico Dr. Luis Sánchez-Monge Montero, que un
mes antes me había dicho que «la curación del síndrome tóxico no es tan difícil
es una chorrada». Él podía afirmarlo, pues había logrado curar a una serie de
pacientes, tratándoles como intoxicados por organofosforados. Así se lo
comunicó a las autoridades sanitarias por medio de sendos informes que a
continuación reproduzco íntegros. Mucha gente se podría haber curado. Pero
nadie contestó jamas desde las altas esferas de la Sanidad nacional al
ofrecimiento y a las indicaciones del Dr. Sánchez-Monge. He aquí los informes.
INFORME MÉDICO SOBRE MI EXPERIENCIA PERSONAL EN EL SÍNDROME TÓXICO
POR ACEITE ADULTERADO.
[Volver al capítulo 4]
Empezó con el hijo de un buen amigo mío, que fue dado de alta, después de estar
sometido a un tratamiento con prednisona, y, al mes tuvo una recaída con dificultad
respiratoria intermitente, calambres en las cuatro extremidades e imposibilidad de
andar, tendencia, cada vez mayor a flexionársele las extremidades inferiores,
teniendo que transportarle en brazos o silla de ruedas, motivo por el que ingresó en
el Hospital, para su recuperación, mediante tratamiento de rehabilitación.
La angustia del padre del niño, me animó al estudio del tratamiento de esta
intoxicación.
Después del reconocimiento, exploración, fotocopias de historiales de los casos vistos
por mí, tuve la intuición que estos enfermos podían sufrir un bloqueo
neuromuscular intermitente, y, por lo tanto, reversible y, a mi juicio, LA
FISIOPATOLOGÍA DE ESTE SÍNDROME TOXICO es un bloqueo muscular, por
alteración en los mediadores químicos que intervienen en la contracción muscular.
Sabemos que, en circunstancias normales, el impulso nervioso produce una
liberación de acetilcolina, que tiene un efecto despolarizante en la fibra muscular,
provocando su contracción. Posteriormente, la acetilcolina es hidrolizada por la
colinesterasa, en dos moléculas: colina y acetato, volviendo las fibras musculares al
estado de reposo o repolarización.
Creemos que en el síndrome tóxico, hay un bloqueo que sufre la placa motriz,
cuando es sometida a un exceso de acetilcolina, o de una droga despolarizante.
Los bloqueos producidos por crisis colinérgicas, por sobredosificación, como puede
ocurrir con la prostigmina, en el tratamiento de la miastenia, son reversibles. Los
primeros signos musculares, en estos caeos, son los calambres musculares y las
fasciculaciones.
Experimentalmente, el exceso de acetilcolina y las drogas anticolinesterasa
modifican la actividad de las terminaciones nerviosas motrices, favoreciendo la
aparición de descargas, de carácter repetitivo, que producen una desensibilización de
las placas motrices. Por lo anteriormente expuesto, nos atrevemos a llegar a las
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