Page 195 - Pacto de silencio
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—El  grado  de  inhibición  de  la  colinesterasa  fue  sistemáticamente
                 comprobado en los pacientes internados: rotundamente falso, según documenta
                 por ejemplo la querella presentada por el procurador de los Tribunales Albito
                 Martínez Diez al Juzgado de Instrucción de Madrid con fecha 8 de abril de 1987,

                 y que aporto en su texto íntegro en el Apéndice correspondiente a este libro.
                     —Los  síntomas  aparecidos  en  los  pacientes  del  síndrome  tóxico  no  se
                 corresponden  con  los  síntomas  de  una  intoxicación  por  organofosforados:  la
                 documentación  aportada  en  este  libro  indica  todo  lo  contrario,  debiéndose

                 considerar  adicionalmente  que  el  teniente  coronel  médico  Dr.  Luis
                 Sánchez-Monge  curó  a  una  serie  de  pacientes  del  síndrome  tóxico  aplicando
                 tratamiento contra intoxicación por organofosforados.
                     —Concluye que no existe motivo alguno para poner en duda los resultados

                 de los gremios de investigación españoles e internacionales, que concluyen que
                 la  epidemia  del  síndrome  de  aceite  tóxico  de  1981  fue  una  consecuencia  del
                 consumo  de  aceite  de  colza  desnaturalizado  en  forma  criminal:  este  libro  ha
                 evidenciado que existen fundamentadísimos y gravísimos motivos para poner en

                 duda e incluso para desmentir estos resultados.

               Cuando  la  defensa  de  alguien  está  basada  en  falsedades,  existen  indicios
           racionales  para  suponer  que  los  ataques  que  está  recibiendo  pueden  estar
           perfectamente fundamentados.

               Tal y como ya lo dije al principio del libro, la multinacional Bayer se ha negado a
           facilitarme  ningún  tipo  de  información,  tal  y  como  se  lo  había  solicitado.  En  una
           acritud  idéntica  a  la  mostrada  por  determinados  servicios  de  inteligencia.  Si  debo
           aplicar la sabiduría popular: quien calla, otorga.

               Pero  bastante  más  grave  es  la  actitud  adoptada  por  la  multinacional  tras  la
           publicación de la portada sensacionalista de Cambio 16 implicando a la Bayer en el
           envenenamiento. De la querella se pasó a la ofertación de una elevada cantidad de
           dinero  para  conseguir  el  cambio  de  actitud  de  la  publicación  en  este  tema.  Esta

           circunstancia  fue  comentada  en  una  reunión  de  personas  afectas  al  Partido
           Reformista,  entre  las  que  se  hallaban  el  secretario  general  de  dicho  partido,
           Florentino  Pérez,  un  psiquiatra  del  Centro  Psicosocial  de  Alcorcón,  Jesús
           González-Cajal, y un químico que trabaja en una multinacional sueca, José Miguel

           Avendaño, entre otros. No voy a publicar los nombres y la cifra concreta, pero estos
           nombres y esta cifra constan en bastantes lugares. Sólo hay que preguntar con astucia.
               El  22  de  febrero  último,  un  testigo  inesperado  echó  nueva  leña  al  fuego  de  la
           Bayer:  Andrés  Valverde  Alcoverro,  técnico  agrícola  de  la  multinacional  alemana,

           declaró que en diciembre de 1980 había asistido a una reunión en la cual se recibieron
           órdenes expresas de la dirección de la empresa para mezclar Nemacur con Oftanol en
           campos de cultivo, para ver qué efecto producía la mezcla. Preguntado acerca de este
           efecto, afirmó que si el Nemacur era tóxico, y el Oftanol neurotóxico, la combinación

           de ambos resultaba explosiva. Preguntado sobre lo que se hacía con los productos


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