Page 190 - Pacto de silencio
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Y, poco después: «Distintos servicios de investigación analizaban las posibles
relaciones de la empresa Bayer con el síndrome tóxico dentro de un abanico de
variopintas posibilidades.»
El Dr. Muro pretendía, como ya vimos en el capítulo anterior, que la Policía
Judicial se encargara del último tramo de la investigación, el que llevaba
directamente a la plantación de tomates en Roquetas de Mar, o sea al campesino.
Porque si bien él lo tenía localizado, no tenía fuerza jurídica para obtener los
albaranes que precisaba para demostrar con documentos finales su tesis. Eso lo tenía
que hacer alguien por la vía oficial.
Al respecto, comenta el Dr. Martínez Ruiz; «La Policía Judicial aparentemente ha
hecho esta investigación, pero no la ha hecho, esto es otro pequeño escándalo que hay
detrás…».
Y confirma el Dr. Antonio Muro, hijo: «Hacía falta una serie de datos que para
haberlos encontrado hubiera hecho falta una actuación de la Policía Judicial o de la
Guardia Civil a través de la Audiencia Nacional, y nunca lo hicieron. Mi padre se
puso en contacto con la Brigada Judicial de la policía y se empezó a hacer una serie
de cosas; luego se prohibió seguir: se empezó y se cortó». Cuando le pregunté quién
había dado la orden de prohibición de proseguir la investigación emprendida, me
contestó: «¡Ah!, eso ya… lo dijo el comisario que estaba haciendo las cosas con mi
padre, y le dijeron que no más».
Más datos al respecto me los daría el Dr. Juan Raúl Sanz: «El comisario Martínez
era uno de los jefes de la Policía Judicial, con los que se reunían continuamente
Granero —se refería al Dr. Vicente Granero— y Muro, un día a la semana durante
seis meses, mientras estaba la Policía Judicial realizando investigaciones de todo lo
que decía Muro en Almería». Sin embargo, el informe de la policía judicial nunca fue
hecho público. De lo cual se lamenta el Dr. Sanz: «Nunca se emitió a la voz pública
este informe. Uno de los que tienen mucho que ver también en el síndrome tóxico, en
cuanto a negligencias, para mí es el comisario: este comisario es clave totalmente.».
Fuera ya del marco judicial, pude averiguar que el Dr. Muro se había desplazado
en una ocasión a Barcelona en compañía de un capitán de la Guardia Civil, y que
había comentado que personal afecto a los servicios de inteligencia norteamericanos
se había personado en su casa. Ruego al lector comprensión por el hecho de que en
este capítulo solamente esté apuntando direcciones de investigación, sin facilitar
detalles ni nombres más concretos. Pero sí quiero dejar mínimamente señaladas las
manos que removieron estas aguas.
También le oculta a la opinión pública sus evaluaciones en este tema el Centro
Superior de Información de la Defensa (CESID). Recordará el lector que su director,
el teniente general Emilio Alonso Manglano —que, dicho sea aquí de paso y a guisa
de simple curiosidad, fue nombrado para este cargo en el mismo mes de mayo de
1981 en que se detectan los primeros afectados por el síndrome tóxico, previa
alteración del real decreto por el que se regula la empresa, para qué expresamente él
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