Page 196 - Pacto de silencio
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recolectados, contestó que salían a la venta pública. Pero tal vez lo más importante
que aportó Valverde al Juicio es su declaración de que él mismo estaba enfermo del
síndrome tóxico desde el año 1973. Se había intoxicado en aquel entonces con
Oftanol, y los síntomas que presentaba eran los que presentan los afectados por el
síndrome tóxico de la primavera de 1981. Con lo cual, ya tenemos a un cobaya
humano que confirma lamentablemente, mediante su personal bioexperimentación,
que el síndrome tóxico es reproducible en el ser humano ingiriendo este tóxico en
concreto.
Simplemente aporto estas consideraciones porque se observa —cuando se analiza
todo este asunto en detalle— que el pacto del silencio que aquí salta a la vista, sólo
puede justificarse por la extrema gravedad de lo realmente ocurrido. Naturalmente, el
Dr. Muro y su equipo no son los únicos que han llegado a la conclusión de que el
síndrome tóxico radica en un envenenamiento por organofosforados. Adicionalmente
a las muchas opiniones y estudios que apoyan tal criterio, ya aportados hasta ahora en
el libro, voy a enumerar a continuación otros testimonios que abundan en esta
opinión.
Corroborando su postura mantenida desde el 12 de mayo de 1981 en el sentido de
que la causa de la intoxicación había que buscarla en los organofosforados, el
Dr. Ángel Peralta Serrano manifestó durante el juicio, entre otros argumentos en
apoyo de esta hipótesis, lo siguiente: «… me he seguido interesando, pero luego seguí
a los niños estos… que los estudié desde el punto de vista endocrinológico,
haciéndoles un test que nosotros llamamos "test múltiple", para ver cómo está la
función del hipotálamo y de la hipófisis, y pensando que había un trastorno también
cerebral en estos cuadros clínicos, y está dicho, que los niños que sufren intoxicación
por organofosforados dan unos estirones importantísimos y crecen mucho, pues yo
intentaba ver cómo estaba la hormona del crecimiento, entre otras hormonas de esta
región hipotálamo-hipofisaria, y, efectivamente, se veían ciertos picos de hormona de
crecimiento que no aparecían en otros niños normales.»
También en el juicio, el Dr. Guillermo Tena Núñez, director del Instituto Nacional
de Toxicología dependiente del Ministerio de Justicia, declaró en la mañana del 27 de
julio de 1987 que en mayo de 1981 le había expresado al Dr. Tabuenca su opinión de
que podría tratarse de organofosforados.
Según se desprende del texto de la querella a la que antes aludí, el Dr. Enrique de
la Morena, de la Fundación Jiménez Díaz, determinó en algunos afectados del
síndrome tóxico un descenso de los niveles enzimáticos de la colinesterasa en más de
un 30% de sus valores normales por lo que sospechó, y puso en conocimiento del
Ministerio de Sanidad, la posibilidad de que el síndrome se hubiese producido por
una intoxicación por organofosforados.
En el semanario Cambio 16 del 6 de abril de 1987, el Dr. Enrique Bolanost
director del laboratorio central de la Dirección General de Aduanas, que fue quien
detectó las anilinas y anilidas en el aceite sospechoso, le confiesa a Rafael Cid: «Si en
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