Page 271 - Pacto de silencio
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constituye,  al  parecer,  un  problema  inmediato  para  los  Estados  Unidos,  según  sus
           oficinas de vigilancia, pero no podría decirse lo mismo de nuestro país.
               »El tóxico con el que se tratan los alimentos (tomates, por ejemplo) requiere un
           cierto  tiempo  para  que  el  vegetal  lo  metabolice  y  destruya  —es  transcripción  del

           profesor  Astolfi—,  si  ese  lapso  no  ha  transcurrido  y  se  recoge  el  fruto  antes  del
           momento  oportuno,  llegará  al  consumidor  con  veneno  suficiente  para  originar  un
           cólico o un episodio pasajero e inexplicable de dispepsia gastrointestinal. Pediatras
           cuyanos (del país de Cuyo, una región argentina) han coincidido en la frecuencia de

           estos casos leves, que, sin adquirir la gravedad de una intoxicación aguda, tienen la
           importancia de su número y de su difícil investigación…»
               Se adjunta fotocopia del texto del profesor Astolfi (documento 1).
               «El mecanismo de acción de todos estos insecticidas procede de manera análoga,

           inhibición  de  la  colinesterasa;  cuando  por  cualquier  método  de  laboratorio  se
           comprueba que están disminuidos los niveles de la enzima en un 30% de sus valores
           normales  aparecen  los  síntomas  típicos  de  la  enfermedad.  La  fosforización  de  la
           colinesterasa por el insecticida provoca un cuadro de anulación como tal y origina un

           cuadro  colinérgico,  parasimpaticomimético.  Otras  acciones  del  tóxico  ejercidas  en
           forma  directa  sobre  el  sistema  nervioso  y  localmente  sobre  las  placas
           neuromusculares,  configuran  el  cortejo  sintomático  que  puede  agruparse  en  tres
           grandes síndromes:

                     a)  Síndrome muscarínico: Parasimpaticomimético. Miosis, visión borrosa,
                 dificultad  deglución,  sialorrea,  llanto  espontáneo,  cólicos,  diarrea,  tenesmo,
                 disuria,  bronco  espasmo  con  aumento  de  las  secreciones  bronquiales,  tos,
                 contracción torácica, disnea y edema de pulmón.

                     b)   Síndrome  neurológico:  En  sistema  nervioso  central:  ansiedad,  ataxia,
                 confusión  mental,  convulsiones,  colapso,  coma  y  depresión  central  de  los
                 centros bulbares, respiratorios y circulatorios especialmente.

                     c)   Síndrome  nicotínico:  Fasciculación  muscular,  calambres,  mialgias,
                 palidez, hipertensión arterial.»


               ¿Cómo se diagnostica la intoxicación por organofosforados?
               «Aunque  se  desconozca  el  antecedente  del  contacto  con  el  veneno,  el  médico
           pediatra y/o generalista deberá sospecharlo ante un cuadro intestinal no quirúrgico de
           suficiente intensidad: vómitos incoercibles, dolores colapsantes, sensación “ansiosa”,

           miosis y bradicardia. Estos dos elementos son fácilmente accesibles, son definitorios
           para anticipar un diagnóstico de “veneno parasimpático”, con lo que se ha ganado el
           jalón más importante. Confirmada la sospecha, suele entonces recabarse en los otros

           síntomas  menos  llamativos  hasta  entonces,  como  “trastorno  respiratorio  incipiente,
           disturbios  musculares”.  Cuando  el  niño  empeora,  entra  en  un  aspecto  netamente
           neurológico,  en  el  que  las  convulsiones  y  el  coma  determinan  un  diagnóstico
           diferencial. La miosis, la bradicardia y el broncoespasmo siguen siendo orientadores.




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