Page 69 - Pacto de silencio
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— Insomnio.
— Anorexia.
— Cefalea.
— Síntomas depresivos.
n) Aumento incidencia de neoplasias (cánceres) y aumento de la
actividad reparadora del DNA (mecanismo SOS).
Éste es el triste cuadro que produce en el organismo humano la nueva enfermedad
del síndrome tóxico, aquélla por la cual «la población no corría peligro», como dijera
en su día el Subdirector General de Salud Pública, y que en principio fuera saludada
por una parte de la comunidad científica como enfermedad «benigna», al tiempo que
el ministro de Sanidad Jesús Sancho Rof afirmaba que «más grave era la gripe».
El cuadro clínico que acabo de reproducir, «producto de una intoxicación —como
escribe el procurador José Manuel Dorremochea Aramburu en sus conclusiones
presentadas a la Sala— no directa de los principios activos de los pesticidas Nemacur
y Oftanol, sino por los residuos o metabolitos originados en las plantas en las que se
utilizaron aquéllos, con su posible acción sinérgica, es el cuadro propio de una
intoxicación por organofosforados con las alteraciones y variantes derivadas de su
metabolización, en las que aparecen los signos y síntomas descritos en la literatura
científica como propios de la intoxicación de organofosforados en general».
Mientras que el antiguo subdirector general de Establecimientos y Asistencia
Farmacéutica, Fernando Montero, me confesaría que «precisamente cuando yo me
creía que la causa había sido el aceite, conocí a Muro, y yo le hice la bibliografía de
esto, de los productos que podían haber causado estos efectos en los afectados, y
resultó que, por exclusión de todos los demás, no quedaban más que dos productos: el
Fenamiphos (que es el Nemacur), que se queda solo después por exclusión también
del otro, por falta de toxicidad. Yo no quiero decir que lo sea o no, pero, por
exclusión, ya digo, según los efectos que había producido en los afectados, y la
toxicidad del producto, en la bibliografía existente sólo aparecía el Fenamiphos».
Para finalizar este capítulo sobre la sintomatología que presentan los pacientes del
síndrome tóxico, quiero mencionar el testimonio de un afectado al que entrevisté en
presencia del Dr. Corralero en la sala de descanso anexa a la sala del Juicio en la Casa
de Campo de Madrid. El afectado es Juan Fernández Vega, de Fabero, en León, y éste
es el resumen de su narración:
«Ingresé por vez primera el 5 de junio de 1981 con granos y cansancio. Luego
reingresé en julio, ya después de que hubieran retirado el aceite sospechoso, esta vez
con picores insistentes, cansando y nuevamente granos. Más adelante ya vinieron los
calambres, muchos calambres, y a los tres meses aproximadamente de los primeros
síntomas, comenzó una sensación de quemazón, muchos pinchazos, en las
extremidades, y permanentemente una sensación de hormigueo, no podía tocar las
cosas…, como una falta de sensibilidad al tacto. Y luego de ahí pasé a quedarme
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