Page 64 - Teodoro Herzl El Estado Judio
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EL ESTADO JUDÍO
         de manera que quienes piensen dedicarse medio año más tarde a una
         industria no lo hagan en la crisis y en la miseria. Como el objeto de
         cada nuevo establecimiento ha de ser comunicado a la Society, todos
         podrán conocer siempre el estado de las empresas.
            Además, los empresarios dispondrán de la mano de obra centra-
         lizada. El fabricante se dirige a la bolsa de trabajo, la que le cobra por
         ello sólo una contribución destinada a su propio mantenimiento. El
         empresario telegrafía: necesito mañana, por tres días, tres semanas
         o tres meses, quinientos unskilleds. Al día siguiente entran en fun-
         ciones, en su empresa agrícola o industrial, los quinientos hombres
         pedidos que la oficina central reúne acá y allá, precisamente donde
         estuvieren disponibles. El método de los sajones pierde aquí su tos-
         quedad para transformarse en una institución depurada, según los
         principios del ejército. Naturalmente, que no se proporcionan escla-
         vos del trabajo, sino obreros, que trabajan sus siete horas diarias, que
         conservan su organización, a los que también corresponden puestos,
         ascensos y pensiones por el tiempo que hayan trabajado, aun ha-
         biendo cambiado de lugar. El empresario libre, si quiere, puede con-
         seguir obreros de otra manera. Pero difícilmente podrá hacerlo. La
         Society sabrá suprimir la entrada de esclavos del trabajo que no sean
         judíos, por medio del boycot a los industriales recalcitrantes, crean-
         do dificultades en el tráfico y otras cosas por el estilo. Se estará obli-
         gado, de esta manera, a aceptar a los obreros que trabajan siete ho-
         ras diarias. Así nos acercamos, casi sin brusquedad, al día normal de
         siete horas.



         De los obreros calificados

            Es evidente que todo lo que va dicho de los unskilled es de me-
         jor aplicación tratándose de trabajadores calificados. Los obreros de
         las fábricas pueden ser sometidos a las mismas reglas. La oficina cen-
         tral que proporciona obreros cuida de ellos.
            Por lo que respecta a los artesanos que trabajan por su cuenta, a
         los pequeños maestros, a quienes queremos alentar en consideración
         de los futuros progresos de la técnica, a quienes queremos propor-
         cionar conocimientos técnicos, aun cuando ya no sean jóvenes y a


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