Page 10 - Revista Casa del Encuentro
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Tomás se quedó conmigo y yo quise quedarme con él. Así, me
invitó a jugar afuera de la casa, yo pensé que se pondría su traje
de lanzandor de bolas, pero se le ocurrió otra cosa. Tomás quiso
jugar a ser bebé, un bebé que duerme. Se recostó en un una
carpita que está en el patio, ahí acurrucado, me pidió que me
acercara a él y yo me senté a su lado, le digo que parece que
quiere estar acompañado, que entonces velaré su sueño, que
puede dormir tranquilo. Tomás con su traje de durmiente, cerró
sus ojitos. Lo vi tan calmo, tan diferente a otras veces.
Luego de un rato, Tomás, se despierta y me dice que tuvo un
sueño, que soñó conmigo, que yo lo hacía volar de los brazos
como su hermano. “Ah! Tomás entonces tú quieres que juegue
contigo, estamos jugando!”, le respondo. Tomás se ríe. Así,
repitió su juego y volvió a ponerse su traje de bebé. Unos minu-
tos después, llega su madre y se nos une para compartir otras
nuevas historias creadas por Tomás. En ese rato, no dudó en
ponerse un nuevo traje de rana, que nos devoró a las dos,
dejándonos guardadas en su guatita.
Llega la hora de la despedida, Tomás, deja sus trajes,
que en ocasiones le cuesta abandonar. Se despide junto a su
madre y yo me quedo pensando en esos trajes diversos, las
palabras dichas y en aquellas distintas maneras de estar de
y con Tomás.
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