Page 12 - Revista Casa del Encuentro
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- ¡AAAAAAAARRRRRRRGGGGGGGGAAARRGGGG!
Se escucha por tercera vez. El cuerpo de Dianita se remece
al igual que todo el interior de la casa.
- ¡¡AAAAARRRRGGG, jajaja, jiji, AAAARRRRG ARRGG!!
Dianita pensó escuchar risas. ¿Podría este monstruo reír?
Luego, la mano con el monstruo sube al segundo piso y parecía
querer acostarlo en la cama del segundo piso. ¿Podría este
monstruo querer jugar y descansar?
- Argggg, ¡Hola!
El monstruo ha hablado y Dianita se sorprende. El monstruo
continuó:
- No quería desarmar tu casa Dianita, aaarrggg, pero mi gran cola
y brazos quedan grandes para esta casa - se disculpó - pero
te puedo ayudar a hacerla más grande y amplia, aaarrgg.
Dianita, ya más tranquila, esta vez pudo hablarle y responder:
- ¡Pero me hubieras dicho aaaantees! ahora te entiendo ja ja ja.
Pues sí, las palabras les ayudaron a entenderse y jugar. Y
resultó que este ya no tan monstruoso monstruo era un
millonario arquitecto con muchas ideas sobre cómo armar
casas. Dianita y el Monstruo – ella le decía así de cariño -
arreglaron esta casa y construyeron muchas otras más. Todo
esto hasta las seis de la tarde, momento en el que debían
regresar a sus propias casas. Pero ambos ya sabían que podían
encontrarse para continuar otro día, en otra jornada
de construcción.
Aaarrg...
Hola...
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