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birme a un avión en medio del temor por una enfermedad de la que se
conocía muy poco o nada.
Una mañana, desde el aislamiento, encendí la tv y para mi sorpresa
se anunciaba la muerte de una persona que conocía, a causa de corona-
virus. Me fui del país por unos días y al regresar fue como llegar a otro
planeta; el miedo dominaba todo, se respiraba incertidumbre, dolor y des-
consuelo, ¿Qué podíamos hacer?
Este es un breve recuento de mi experiencia como médico rural du-
rante la pandemia, anécdotas, recomendaciones y acciones que sigo rea-
lizando desde que me incorporé a trabajar.
Leer, leer y leer, siempre mantenernos informados
Aproveché al máximo los quince días de aislamiento obligatorio.
Tenía miedo, pero busqué qué hacer y la mejor opción fue autoeducarme.
Así que cada día, revisaba los nuevos lineamientos, protocolos y guías
oficiales sobre el tratamiento y prevención de la enfermedad. Necesitaba
aprender todo sobre la Covid-19.
Recomiendo suscribirse a diarios, medios de comunicación y sitios
oficiales que ofrecen información de primera mano sobre los temas más
recientes. Como médico estaba en la obligación de revisar la evidencia
científica que había hasta el momento. Si bien es una nueva enfermedad,
los informes científicos sobre el coronavirus pueden ser una buena guia
para saber qué se debe hacer y qué no.
También es importante indagar sobre qué se está investigando. Res-
pecto de la enfermedad y el embarazo o durante la lactancia, sobre cómo
afecta la enfermedad a infantes o cuáles son las formas de contagio re-
gistradas, con esto es posible informar con claridad y determinar qué se
sabe hasta el momento. Por último, se debe recordar que cada día hay
nueva información sobre la enfermedad, por lo tanto, es indispensable la
retroalimentación.
Hacer algo, aunque sea desde el aislamiento
Mi labor como médico no iba a terminar desde el aislamiento así que
opté por informar sobre la enfermedad. A través de videos e imágenes
difundía por redes sociales datos sobre el nuevo coronavirus, los mitos y
la única forma segura de prevenir la enfermedad.
Esta iniciativa, aparentemente emergente, se convirtió en una práctica
habitual, casi como cumplir con mi jornada laboral. Pues me di cuenta de
que la emergencia sanitaria mostró la necesidad de atender más temas de
salud. Fue entonces cuando decidí informar sobre tópicos relacionados,
invitar médicos especiales de otras áreas; unir fuerzas. Desde entonces
he abordado una diversidad de temas de salud desde la virtualidad y no
pienso dejar de hacerlo cuando todo esto termine.
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