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La salud mental es tan importante como la salud física, en todos
            los casos

                En medio de todo, busqué ayuda psicológica. Tenía claro que todo
            lo que estábamos viviendo tarde o temprano nos iba a pasar factura y no
            me podía arriesgar a tener algún quebrantamiento más adelante, cuando
            quizá todo se ponga peor. Es entonces, que logré generar un convenio
            con una institución para que nos ayude a quienes estábamos en primera
            línea de atención.
               Esta  experiencia  fue  fundamental  para  reafirmar  la  cooperatividad
            como un eje primordial en cada actividad. En mi caso, no opté por pensar
            solo en mis necesidades sino en los demás, pero esta vez de quienes es-
            tábamos atendiendo y sosteniendo la situación, los médicos. “Si nosotros
            no estamos bien, ¿Cómo podríamos dar una mano y colaborar con nues-
            tros pacientes?”, pensaba.
               No somos héroes sin capa, por ahora, somos médicos en traje de
            astronauta
               Hace algunos años obtuve una certificación sobre bioseguridad. Co-
            nocía muy bien sobre el correcto lavado de manos o el uso adecuado de
            mascarilla y esto fue fundamental para continuar con la gestión.  Du-
            rante esas clases, entre broma y broma, bautizamos al atuendo respectivo
            como “Traje de Astronauta” y ya nos imaginábamos lo difícil que sería
            trabajar y atender pacientes detrás de tanta indumentaria. Mis labores en
            el centro de salud, antes de la emergencia sanitaria, me enseñaron que
            para comprender el dolor o sentimientos de los pacientes es necesario
            evaluarlos correctamente, pero también mirarlos, conversar y entablar
            diálogos que permitan conocer más allá e identificar de dónde provienen
            sus malestares.
                Mi recomendación es movernos y actuar. En esta ocasión coordiné
            donaciones de mascarillas faciales, de protección para personal de pri-
            mera línea y también medicamentos para la población. Tenía claro que
            todo podía cambiar y ponerse peor de un momento a otro, así que, deci-
            dimos estar un paso adelante y asegurar implementos por nuestra propia
            cuenta.
               Hasta agosto, la pandemia provocó casi un millón de muertos en el
            mundo, aún así quiero pensar que superaremos la situación y que este
            será el año rural que me enseñó las mejores lecciones para continuar en
            mi carrera profesional. A diferencia de la gripe española, gracias a los
            avances tecnológicos, hallaremos soluciones que nos permitan asimilar
            esta situación como lo que es y no como una guerra. Con fallos y aciertos,
            aprendiendo a ser cada día más justos, exigiendo nuestros derechos y
            haciendo cumplir los derechos de los demás, aquí estamos, como nunca
            antes, somos médicos en trajes de astronautas.
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