Page 98 - Libro_Sars_Cov_2_Digital
P. 98

En fin, tomé todas las medidas necesarias, y no fue suficiente. Un día
            en mi domicilio empecé con malestar general y dolor de piernas, pare-
            cido al que se presenta luego de hacer ejercicio, pero no le puse mayor
            atención, dado que la noche y madrugada anteriores el frío había sido
            muy fuerte en el hospital, además del poco descanso y pasé de pie toda la
            jornada. Al día siguiente, mucho sueño y un leve dolor de garganta, sin
            causa aparente y dentro del contexto descrito pensé que sería faringitis
            o una simple gripe. No obstante, los síntomas se hicieron muy fuertes,
            acompañados de dolor de cabeza. Me auto mediqué, al ver que mi gar-
            ganta estaba inflamada, sin mayor resultado y en el pasar del tiempo, la
            comida cambió de sabor.
               Asistí al turno, con el cuadro sintomático que aumentaba, lo cual fue
            detectado de inmediato por la jefa de guardia, quien me llamó a conversar.
            Como resultado, me dijo que era sospechosa para Covid-19 lo que, de la
            impresión, me llevó a toser muy fuerte. De inmediato me dieron alta del
            turno y rumbo al área de imagen para someterme a una tomografía, la
            misma que evidenció un pequeño esmerilado; por lo tanto, a casa a aisla-
            miento. Esa misma tarde perdí el olfato, el gusto ya estaba alterado, y en
            lo posterior presenté manchas en la piel, de manera específica en el tórax
            anterior. La cefalea jamás desapareció. Más adelante, mareo, pérdida de
            apetito, dificultad de movimiento, vómito y diarrea.
               La angustia me carcomía. ¡Qué desesperante! Estuve en constante co-
            municación con mis jefes, siguiendo todas las instrucciones recibidas, al
            pie de la letra, en la que seguramente fue la fase más crítica de la enfer-
            medad. Dos semanas después los síntomas disminuyeron, las manchas
            desaparecieron y el malestar fue transformándose en alivio; sólo la fiebre
            duró más días que el resto de los elementos descritos. Recuperé el ape-
            tito y la dieta blanda se convirtió en mi aliada, para evitar que la náusea
            vuelva a aparecer.

               Conforme a lo que se ha descubierto en el tiempo de estudio de esta
            enfermedad,  cumplidos  quince  días  correspondía  una  nueva  tanda  de
            exámenes, con una nueva batalla: salir a la calle llena de miedo, sin-
            tiéndome un foco infeccioso de alto riesgo. Los resultados confirmaron
            que lo padecí y vencí; en consecuencia, la angustia también desapareció,
            transformándose en alivio y agradecimiento por seguir con vida.

               Al momento de escribir estas líneas, agosto 2020, he recibido el alta
            definitiva, luego de más pruebas en los que los resultados salen nega-
            tivos. Ahora se y entiendo, lo que varios han pasado o están cursando
            este momento.






              98                                      Regreso al Indice
   93   94   95   96   97   98   99   100   101   102   103