Page 125 - Libro_Sars_Cov_2_Digital
P. 125

MEMORIAS DE UNA PANDEMIA


                                            Por: Md. Mauricio Galarza Benavides

                  Iniciaba la segunda semana de marzo y las noticias en el mundo sobre
               la mortal enfermedad empezaban a tomar fuerza, siendo Italia y España
               tendencia en redes sociales. Se especulaba sobre la apertura de un área
               específica para pacientes Covid-19 en el hospital y el grupo de residentes,
               temerosos ante la noticia, pensábamos en que no sucedería. Días después,
               el jefe de servicio nos notificó que, por cuestiones de precaución, ya no
               habría trabajo asistencial diario y solo se realizarán guardias. Finalmente,
               sucedió y en la primera semana de abril – 2020 – recibí la llamada desde
               el área de talento humano para indicar mi traslado al área de neumología
               para apoyar a pacientes con Covid-19.
                  Mi corazón  latía  a  mil  por hora  y muchas  cosas cruzaban  por mi
               mente, tenía miedo, angustia, no sabía qué hacer. “¿Y ahora?”, “¿Qué
               les voy a decir a mis padres?” fueron las preguntas del momento, mien-
               tras, temeroso, subía los escalones a esa zona desconocida a paso lento.
               Lleno de adrenalina, antes de presentarme al servicio, llamé a mi madre:

                  “Que fue mamita, ¿cómo va? con la novedad que me subieron al
               Covid” fueron mis palabras. Un silencio sepulcral invadió el lugar y la
               respuesta recibida fue “Renuncia en este instante”. Obviamente no lo
               hice y le dije “Le quiero mucho, debo presentarme al servicio”. La fic-
               ción se hacía realidad, en carne propia. Parecía una película.
                  Ya en la residencia, encontré al tratante del servicio y a una doctora
               a la que ya conocía por anteriores interconsultas. Su tranquilidad me dio
               paz, importantísimo en ese momento y en coro me dijeron: “Bienvenido
               a este gran servicio, usa la mascarilla todo el tiempo, ponte alcohol y
               verás que todo va bien”. “Gracias, ¿Cuántos positivos tienen?” fue mi
               pregunta inmediata. Otra vez el incómodo silencio mientras cruzaban sus
               miradas para contestar. “Todo el piso es positivo”, al unísono. Quería
               salir corriendo, es verdad. Sobre la marcha me enseñaron a colocarme el
               Equipo de Protección Personal y la doctora me entregó el documento con
               el protocolo a seguir.

                  Pasaron las horas, me tranquilicé y tomé confianza, hasta que llegó
               la llamada de emergencia: “Doctores de neumología, favor valorar pa-
               ciente con sospecha de Covid” y el reloj empezó a moverse a velocidad
               de la luz mientras yo me sentía como en cámara lenta. Con todo encima,
               llegamos a emergencia y en el absoluto nerviosismo escuché la frase:
               “¡Hágase varón mi Doc!, valore al paciente”. Absolutamente todo lo
               aprendido en la tarde se me olvidó, mientras él tosía y la imagen mental
               de verme a mí mismo conectado a un ventilador mecánico me aterraba.
               De la nada y a lo lejos escuché un “Mijín”, pronunciado por una de mis

               Regreso al Indice                                       125
   120   121   122   123   124   125   126   127   128   129   130