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SUENAN LAS ALARMAS, COVID-19

Por: Md. Xavier Ramos Fonseca

Si bien es cierto, las primeras señales del tan temible SARS- COV2 se
habían desatado en el Gigante Asiático a comienzos de enero, misma que
tenía el potencial de convertirse en una enorme pandemia. La prepara-
ción en la clínica donde trabajo actualmente comenzó en febrero, cuando
ya se superaban los diez mil casos aproximadamente. El mundo estaba
próximo a experimentar una de las crisis sanitarias más grandes del siglo,
la misma que se llevaría por delante la muy frágil economía, ya golpeada
tras la crisis financiera del 2008.
Nuestras alarmas saltaron cuando en el Viejo Continente se había
desatado una de las peores crisis sanitarias, siendo los países de origen
latino los que encabezaban la tragedia, y era cuestión de tiempo para que
llegue a América del Sur. A finales de febrero en una rueda de prensa,
de parte de las autoridades nacionales, se informaba que el primer caso
había llegado, correspondía a una paciente adulta mayor que había lle-
gado desde la Península Ibérica. Poco se sabía de este nuevo virus: forma
de transmisión, tasa de letalidad, la misma que se incrementaba conforme
la edad es más avanzada, las comorbilidades y la falta de pruebas para
diagnóstico.
La titánica tarea de prepararnos como una institución privada inició
con la reunión que convocó a los jefes de los servicios del hospital: mé-
dicos, enfermeras y demás personal de salud, en la que el primer punto
tratado fue sobre el virus como tal y relación con sus antecesores SARS
y MERS. De ahí, la planificación sobre cómo se redistribuiría las áreas
físicas, respecto a tamizaje de pacientes que acudirían a consulta o emer-
gencia presentando síntomas respiratorios o sugestivos de esta nueva
patología. Siguiente paso, aprendizaje sobre el uso del Equipo de Pro-
tección Personal, tanto de personal de salud como colaboradores del hos-
pital, así como implementación de dispensadores de alcohol para manos,
entre otras medidas. En el contexto general, el País entraba en Estado de
Excepción y cuarentena, con toque de queda, para evitar mayores catás-
trofes de las que ya estaban sucediendo en la Costa Ecuatoriana.
Varias consideraciones entraron en juego, entre ellas el dotar a los
centros de salud públicos y privados con equipos específicos para temas
respiratorios y de cuidados intensivos. Esa fue una de las grandes com-
plicaciones que se presentaron en el desarrollo de la pandemia. En el caso
particular de la clínica, a ese momento, ya se había concluido con la fase
de redistribución física, así como la adquisición de todo lo necesario.
Por lo tanto, trabajan en conjunto las áreas de Imagenología, Laboratorio
Clínico y Covid-19, bajo estrictas normas de bioseguridad y protocolos

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