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YO, MÉDICO. YO, ESENCIA


                                                         Por: Dr. Felipe Tohme

                  Como persona y como profesional a menudo te fijas nuevas metas,
               proyectos, te mentalizas en objetivos a corto, mediano y largo plazo, re-
               flexionas sobre lo realizado lo que está por venir para ser mejor con-
               tigo mismo y para con los demás. Cuando estudiamos Medicina,  no
               solo estudiamos para diagnosticar y curar. Con los años se comprende
               que, además, debemos ser proveedores de apoyo emocional y conexión
               humana.
                  “Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre” - Adolphe Gu-
               bler. MD.
                  Nadie, absolutamente nadie se esperó una pandemia y menos que se
               aproximaba con tal velocidad. Uno de esos días en el hospital se rumo-
               raba que ya había pacientes infectados en el área de terapia intensiva, sin
               duda, sentía cada vez más cerca el virus frente de mí.
                  A inicio del mes de abril, la jefa de nuestro servicio nos comunicaba
               que el momento había llegado y que necesitaba a cuatro de nosotros para
               empezar a trabajar en el plan de contingencia Covid. Nos reunimos de
               manera virtual y teníamos que decidir.
                  “¿Y ahora qué hacemos?” – nos preguntamos. Rondaba el miedo en
               nuestras voces.
                  “¿Voluntarios?”…Silencio, evidente.
                   “¿Sorteo?” – “¡Sorteo!”  – Todos a voz unánime. Fue cuestión de
               minutos y ya sabíamos quiénes eran los médicos elegidos, y sí, yo fui
               uno de ellos.

                  El momento llegó y tengo frente a mí un nuevo reto y una nueva
               experiencia. Iniciaba de forma directa mi apoyo profesional junto al de
               algunos compañeros en esta contingencia y por mi mente pasaban mu-
               chas cosas.
                  Eran las 06:45 e iba  camino  al hospital  y me  preguntaba:  “¿Este
               miedo que siento a lo desconocido es normal?” “¿Siento miedo a la
               enfermedad?” “¿Siento miedo a enfermarme?” “¿Mi familia estará a
               salvo?” Y sin tener respuesta a estas preguntas decidí ser positivo y me
               enfoqué en que estaba preparado para dar todo. Había leído protocolos
               de bioseguridad, guías actualizadas, realizado cursos en línea. Todo de-
               pendía de mí y de mi esfuerzo constante porque sabía esto recién empe-
               zaba, sin fecha de culminación.




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