Page 270 - Libro_Sars_Cov_2_Digital
P. 270

valiente, aunque sus ojos reflejan preocupación. En contraste, el menor
            besa la pantalla, abraza el teléfono y se aferra a él.

               Siento como que una pequeña llama estuviera en mi interior, que cada
            día crece y me quema. Aunque los extraño, el saber que están en un lugar
            seguro me brinda un nuevo aire de fortaleza cada día. Muy poco se habla
            de la realidad del impacto en la psiquis de un médico; pocos entienden lo
            duro que es ir al trabajo para ver cómo se apaga una vida, haciendo hasta
            lo imposible sin que sea suficiente, y sentir que no hiciste nada, cuando
            no es así. Dicho impacto psicológico golpea todas las puertas de igual
            forma, con diversas manifestaciones como ansiedad, depresión, angustia,
            dolor, cansancio. Se parece a esa gotera que, con su constante frecuencia,
            carcome una superficie con el pasar del tiempo. Parecería que no causa
            daño alguno, pero termina destruyéndola por completo.

               No todos asimilamos las cosas de la misma manera. Algunos expresan
            su dolor en ese momento, respiran, lo superan, dan vuelta a la página;
            otros, como yo, acumulamos situaciones y vivencias por mucho tiempo,
            hasta que aparece la chispa que enciende la mecha y causa un incendio
            atroz. El Covid-19 fue la excusa perfecta para que esto me suceda.
               Años de extenuante agotamiento…y es que la realidad de cada quien
            es distinta. Hay quienes elegimos entregar nuestra propia vida, y el tiempo
            de la familia, a cambio de darle al prójimo lo que necesita. Y sí, tenemos
            la legítima aspiración de realizarnos a través de la amada profesión, pero
            seamos realistas, el amor a lo que hacemos no implica resignarse a la
            impotencia de ver morir a un ser humano, a la ingratitud de la gente, y a
            las eventualidades a las que estamos expuestos.
               El mundo no acaba de comprender lo importante y trascendental que
            son el aislamiento y el cuidado individual. Me molesta el irrespeto a las
            medidas  básicas de cuidado,  más cuando  dentro de una aparente  res-
            tricción de movilidad, abundan los accidentes de tránsito causados por
            conductores en estado de embriaguez.  Frases como: “Fue una simple
            salida”, “Sólo lo celebramos con la familia” (por su puesto las 20 per-
            sonas), “Yo no me enfermo”, “Eso no existe, es un invento” me irritan
            al contrastar con la cantidad de colegas enfermos y fallecidos por servir
            a quienes lo han necesitado. Ni qué decir con la cantidad de reproches
            hacia el gremio y hospitales, desde los medios de comunicación.

               Se ha tratado de educar a la población mundial, pero es inútil hablar si
            no escuchan; es imposible luchar cuando no eres comprendido y qué ba-
            nales suenan las palabras de apoyo cuando no se sienten reales “aunque
            lo sean”, es que la perspectiva de cada uno es un mundo diferente, acorde
            a su manera de vivir. Así transcurren los días, entre mascarillas, idas y
            vueltas. Cada paciente recuperado se siente como un verdadero milagro,
            una luz al final del camino.

              270                                     Regreso al Indice
   265   266   267   268   269   270   271   272   273   274   275