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HISTORIA DE UNA CUARENTENA

Por: Md. Mayra Maza

“Por un año lleno de salud y logros ¡bienvenido 2020!” fueron mis
deseos; sin embargo, un virus se avecinaba, sorprendiendo al mundo
entero, pues no estuvo preparado para enfrentar algo así. ¡La salud se
quebró! A finales de febrero, Ecuador reportó el primer caso de Covid-
19, convirtiéndose en el tercer país en Latinoamérica que identificó casos
en su población; pronto se declaró la cuarentena y nos guardamos. Las
calles de todo el territorio nacional descansaban limpias, paralizadas; pa-
recían ciudades abandonadas.
Como médico, mi confinamiento fue diferente. Todo el hospital donde
laboro se transformó en “Covitario”; se reajustaron horarios, reasignaron
áreas de trabajo, “ahora todos hacemos Covid”, dijeron. Desaparecieron
los demás servicios y nos olvidamos por un tiempo de otras enferme-
dades, aunque no dejaban de suceder. El número de casos confirmados
y muertos crecía exponencialmente, los pacientes no paraban de llegar y
cada día eran más graves.

En los turnos, el tiempo de exposición en promedio son diez horas,
entre pasar visita, revisión de historias clínicas, toma de muestras y es-
tudios complementarios; salimos a un corto receso, luego a revalorar pa-
cientes y registro de ingresos hasta el amanecer.
Los usuarios están completamente aislados, no pueden ver a su fa-
milia; no nos conocen, parecemos inexpresivos ante ellos, no ven nuestra
sonrisa, Tampoco el temor, pues el equipo de protección que usamos no
lo permite. Probablemente jamás nos conocerán. Luego, la falta de per-
sonal, hizo posible que los adultos mayores y personas vulnerables hos-
pitalizadas que requieran atención permanente, estén apoyados por un
familiar cuidador.

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