Page 123 - Libro_Sars_Cov_2_Digital
P. 123

un chequeo general para ver posibles secuelas u otro tipo de afecciones.
               Pregunté si habían tomado medicina específica, a lo que respondieron
               con analgésicos, vitaminas, pero que Luis también había tomado Azitro-
               micina e Hidroxicloroquina, las que se creía que ayudaban a detener el
               avance de la infección, más allá de otros efectos. Añadieron que mante-
               nían carraspera y esporádica tos seca al exponerse a clima frío o al con-
               sumo de bebidas heladas. Contesté informando que mantengan la calma,
               puesto que la información científica a la fecha decía que, transcurridas
               tres semanas, sin la presencia de síntomas graves relacionados, la situa-
               ción sin duda sería casi óptima pero que no debían descuidar las medidas
               preventivas generales. Prescribí medicación para dichas molestias, exá-
               menes y que nos veríamos en una próxima oportunidad. Se retiraron en
               calma, sonrientes, diciéndome “Le quedamos muy agradecidos doctor”.
               En ese momento volví a recordar el por qué decidí estudiar medicina.

                  Y el cuadro respiratorio general se disparó. En el dispensario se cerró
               la consulta externa a especialidades y todo se centró en el coronavirus;
               entonces, los médicos generales atendíamos todos los casos que llegaban,
               sea con patologías crónicas como agudas, los casos pediátricos, ginecoló-
               gicos, traumatológicos, todo. Fue un desafío interesantemente agotador,
               lleno de aprendizaje, dando lo mejor de mí, junto a todos los colegas in-
               volucrados. Nunca estuve en la primera línea de atención Covid-19, pero
               siempre dispuesto a estarlo si así se lo requería.
                  Dada la evolución, las medidas de bioseguridad cambiaron y se im-
               plementó el uso general de equipos de protección personal para todos en
               el hospital, al cual le sumé un casco con visor, para sentirme más seguro.
               Fueron trascendentes también, y lo siguen siendo aún, los cambios en la
               señalética e indicaciones de distanciamiento social, uso de mascarillas
               y lavado de manos que se les daba a los pacientes desde que llegaban al
               edificio.

                  Meses después, posterior al cambio de semáforo rojo a amarillo, de
               parte de las autoridades nacionales, el trabajo poco a poco fue retomando
               el tema de la atención a especialidades. Claro, los pacientes con síntomas
               respiratorios superiores agudos seguían llegando, pero con menor fre-
               cuencia. Se notaba que las medidas de aislamiento distanciamiento so-
               cial, así como el toque de queda habían hecho efecto, quizá no como se
               esperaba, pero sí de buena manera.
                  Sin embargo, empezaron a destacar las secuelas que la enfermedad
               dejaba en el organismo, situación evidenciada en pacientes que la su-
               peraron, habiéndose contagiado en marzo o abril. Sí, la carraspera era
               una de ellas, descrita como picazón en la garganta o presencia de flema
               en ella, en sus palabras, entonces para confirmar o desmentir les pedía
               cultivo de exudado faríngeo y todos salían negativos a bacterias. Otra
               secuela común era mialgia – artralgia, referidas como dolor moderado

               Regreso al Indice                                       123
   118   119   120   121   122   123   124   125   126   127   128