Page 167 - Libro_Sars_Cov_2_Digital
P. 167

EL DÍA A DÍA DEBAJO DEL EQUIPO DE
                                   PROTECCIÓN



                                         Por: Md. Andrea Estefanny Garzón Ortiz.
                  Trabajar durante esta pandemia me llevó a experimentar muchas sen-
               saciones; entre ellas, el miedo a contagiarme y que, en consecuencia,
               mis familiares, algunos que pertenecen a grupos vulnerables, puedan in-
               fectarse siendo yo la causa. Por lo tanto, de manera responsable elegí
               aislarme y reconozco que fue una decisión muy difícil, pero es lo que
               correspondía hacer, aunque jamás el poder de un abrazo se iguala a una
               conversación a través de un dispositivo digital. Se llama responsabilidad,
               y se apellida prevención. Eso sí, he recibido de su parte, todo el tiempo
               muchos mensajes cargados de ánimo, buena energía, esperanza, y bendi-
               ciones. Son la cotidiana fuente de mi inspiración para continuar, más aún
               al estar cubierta de pies a cabeza por un Equipo de Protección Personal
               (EPP), situación obligatoria, correcta, pero bastante incómoda.

                  Las jornadas son muy largas, sin posibilidad de parar un momento a
               comer, ir al baño, o tomar un descanso, ya que la atención a pacientes de
               toda edad, unos más graves que otros, es constante, acompañada de pro-
               fundos sentimientos de angustia o ansiedad, dada la diferente evolución
               de cada persona contagiada. No menos importante, la incertidumbre de
               sus familiares respecto a si los volverán a ver o no. Con ansia se espera la
               madrugada, puesto que allí tendría un momento para quitarme el traje, y
               sentir el alivio necesario que se complementa con beber algo o “respirar”.

                  Inolvidable es el reflejo en el espejo, el mismo que muestra en mi
               rostro las marcas de aquel equipo, fruto del trabajo y el compromiso ad-
               quirido desde el momento mismo de haber elegido esta profesión para
               la vida. Señales de sacrificio y entrega de la mano de la incomodidad, el
               calor, y el dolor de llevar dichas prendas todo el tiempo. Terminado el
               corto recreo, a equiparme de nuevo, porque la batalla no da tregua, hasta
               que termine el turno.
                  Con el pasar de los meses, la realidad que atraviesa cada familia con
               personas contagiadas de Covid-19 se va transformando en una constante,
               en ese factor común que parecía lejano, lo que significa que su expansión
               no tiene límite y que cada vez está más cerca del entorno propio. Además,
               toda la información científica que se ha publicado al mismo tiempo sigue
               quedándose corta respecto al tratamiento, posible vacuna y el sin fin de
               consecuencias y secuelas que deja en quienes lo han tenido, dependiendo
               aparentemente, de la carga viral que la cepa contraída. Sigue siendo un
               misterio sin resolver. De hecho, se creía que los más afectados serían los
               grupos vulnerables; sin embargo, ha afectado a todos los grupos de edad
               por igual.

               Regreso al Indice                                       167
   162   163   164   165   166   167   168   169   170   171   172