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que se tranquilizó la guardia. Luego de las emergencias mañaneras, ya
               todo en orden”. Mechita sobresaltada le contestó: “¡Ay Doctor!, dijo las
               palabras prohibidas mientras se está de turno…” entonces él replicó:
               “Tranquila ‘Licen’, no pasa nada, todo bajo control y estaremos bien,
               aquí estamos nosotros”.

                  No había vuelta atrás, pues el efecto fue inmediato. A los cinco mi-
               nutos de tan precisa charla, llegó un paciente, veinticinco años, con fascie
               dolorosa, refiriendo alza térmica no cuantificada de tres días de evolu-
               ción, acompañado de nauseas, vómito, diarrea, malestar general incluido
               dolor abdominal difuso, desde la boca del estomago hacia la ingle de-
               recha. El cual luego de administrarse medicación analgésica que, casi
               de inmediato, hicieron efecto y calmaron su molestia. Investigando, mis
               colegas preguntaron varios temas, descubriendo que el chico se había
               auto medicado, en lugar de acudir al hospital. “¿Por qué no vino antes?”
               le preguntaron. Supo contestar: “Es que mi vecino me dijo que tenía lo
               mismo y en la farmacia le dijeron que se aplique estas ampollitas, en-
               tonces yo también lo hice, pero el dolor creció en intensidad, entonces
               vine para que me revisen y saber qué tengo”.

                  La ecografía arrojó como resultado la presencia de líquido libre en ca-
               vidad y plastrón apendicular  , mientras que los exámenes de laboratorio
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               evidenciaron leucocitosis  , entre otras cosas; por lo tanto, le indicamos
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               que con esas condiciones debía ser referido de inmediato a una unidad
               de mayor complejidad para resolución de su caso, y que lo ayudaríamos
               con ese trámite. Luego de varias llamadas e intentos, un hospital aceptó
               el cupo para darle resolución a su cuadro clínico entonces lo preparamos
               para el traslado. Al momento de subirlo a la ambulancia, de reojo veo que
               llegó al área de sintomáticos respiratorios, un paciente con sospecha de
               Covid-19. “¡Lo que nos faltaba!” pensé en voz baja.
                  No podía respirar, la saturación de oxígeno era baja. Según el cuadro
               Clinico que presentaba indicamos que tenía que ser trasladado, pero sus
               familiares se negaron por completo refiriendo: “Si Dios decide que le
               llegó la hora de partir, preferimos que lo haga aquí, no en otro hos-
               pital. Nos hacemos responsables por cualquier consecuencia de esta de-
               cisión”; entonces, se lo ingresó al área de aislamiento y yo partí al otro
               hospital en la ambulancia con el caso anterior. Claro, en ese momento se
               escuchaban noticias desalentadoras en otras ciudades, respecto al manejo
               y tratamiento de fallecidos por Covid-19.
                  De vuelta en el lugar de trabajo, bajándome de la ambulancia, los
               internos  se me  acercan:  “Doc, prepárese  que  tenemos  otro parto”.




               1 Se trata de una masa inflamatoria debida a perforación apendicular
               2 Alto nivel de glóbulos blancos en la sangre.
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