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Fernández Solís (2012)
La tarea de educar está hecha para gente atrevida que se anima a dejar entrar el aula a las
emociones y que puede educar a partir de ellas, con ellas; que puede abrir espacios para el humor
y el amor en las aulas, dejar entrar la curiosidad y las risas, el teatro, la pintura, la música, los
cuentos y la vida misma, esa es nuestra propuesta, enseñar con el “cerebro del corazón”.
“Es preciso atreverse, en el sentido pleno de esta palabra, para
hablar de amor sin temor de ser llamado blandengue, o meloso,
acientífico si es que no anticientífico. Es preciso atreverse para
decir científicamente, y no blablablantemente, que estudiamos,
aprendemos, enseñamos y conocemos con nuestro cuerpo entero.
Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los
miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón
crítica. Jamás sólo con esta última. Es preciso atreverse para jamás dicotomizar lo cognoscitivo
y lo emocional”(Freire. Cartas a quien pretende enseñar 1993).
Algunas ideas para instalar el humor en la escuela…
Plan A:
