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Compilación


                                                                                         E.E.P.A N°703


                                          Crónica de un vendedor

                  Aquella mañana de mayo,  nos  encontrábamos en la plaza, eran como las diez de
                  la  mañana, estábamos  muy tranquilos como de costumbre, ofreciendo nuestras
                  mercaderías  a  la  gente  que  pasaba,  cuando  de  repente  vimos    a  los  lejos    al
                  General Manuel Belgrano  llegando con sus tropas, se lo veía  tan  imponente y
                  distinguido, traía en sus manos  un paño de  color blanco nos miró y nos dijo  muy
                  emocionado  miren  lo  que  le  es  traído  es  un  obsequio  para  todos  ustedes,  esta
                  hermosa bandera que yo mismo  he creado y mandé a confeccionar, pintando en
                  ella las Armas  de la Soberana Asamblea del Año XIII.

                   Luego nos dijo con este presente quiero ofrecerles mis respetos a todos ustedes.
                  A mi pueblo tan querido y sufrido, al que le estoy agradecido por el valor y honor
                  que  me han demostrado en  las  dos  Batallas  libradas  en  Tucumán  y  Salta.    Y
                  cuando  decidieron  abandonar  Jujuy.  Todo  el  pueblo  me  siguió  hasta  Tucumán
                  dejando, sus pertenencias, sus casas con sus animales, quemando sus cultivos,
                  para que  el  enemigo no encontrase  nada.  Este  es  mi  homenaje  poder  izar  con
                  orgullo está bandera.

                  A las dos de la tarde de aquel 25 de mayo el General entró en la iglesia trayendo
                  entre sus manos la nueva bandera que depositó frente al altar, y en víspera del
                  Tedeum se  celebró  la santísima  misa y se  la  bendijo. Concluido  este  hermoso
                  ritual fue el mismo Belgrano quien la presentó al Ejército y a todos nosotros que
                  estábamos en la plaza, luego la besó y la entregó a los miembros del cabildo.

                   A las cinco de la tarde de aquel día todo el pueblo entero acompañó la ceremonia
                  dando un grito de júbilo, locos de contentos hicimos sonar las cajas y los erques,
                  con  mucho entusiasmo, y  orgullo el  pueblo entero festejó este  acontecimiento
                  paseándola por  todas  las  calles  de  Jujuy,  ofreciendo  su  respeto  saludaban  a  la
                  flamante  bandera  porque  era  el  obsequio  más  preciado  que  él  mismo  Belgrano
                  nos había entregado.











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