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Compilación
C.E.A. N° 714/04
Crónica de la creación de la Bandera de la libertad
Civil
Todo comenzó allá por el 25 de mayo de 1810, cuando nos levantaron los
patriotas recamando libertad y convocando a un Cabildo abierto. Yo, Manuel
Belgrano. formé parte de esto, luché junto a mi ejército y fui marcando el camino
que transitamos para lograr nuestras aspiraciones. Esto no iba a parar ahí, todo lo
contrario, estábamos dispuestos a pelear para mantener nuestros ideales costara
lo que costara.
Las cosas no se agitaron en vano, ya que las luchas posteriores al 25 de mayo
marcaron el rumbo hacia una nación que quería ser libre, que soñaba con tener un
gobierno propio y no depender más de España
Pasamos por varios intentos de organizar el territorio, pero fue difícil ponernos de
acuerdo porque éramos muchos los que quisimos opinar y mantener nuestros
puntos de vista, sin embargo, en lo que sí estuvimos de acuerdo era en que ya no
queríamos ser una colonia. Por eso, fui enviado para comandar el ejército del
norte y seguir luchando con mis soldados que eran valientes y me acompañaban
en todo Cuando llegamos al norte, ahí me di cuenta que estábamos cansados, con
pocos alimentos y que los realistas venían a invadir. Entonces pensé en un plan
que podría funcionar si el pueblo jujeño me acompañaba en esto y hacía el mayor
sacrificio de sus vidas
Ordené que dejaran sus tierras, sus Casas, sus cosechas, que tomaran todo lo
que pudieran cargar y salieran rumbo a Tucumán con sus familias, no sin antes
que mar todo lo que les pudiera servir a los invasores. Fue mi orden y la
cumplieron, renunciando a toda comodidad, respondiendo con honor como hijos
de la Patria. Así vencimos sin derramar ni una sola gota de sangre, pero con
mucho orgullo y valentía. Aquellas familias que no eran conocidas por su nombre
ni apellido, hicieron la gran diferencia para lograr tremenda hazaña. Y yo que más
podía pedir que ser un General al que respetaron y dieron su apoyo aun a costa
de tristeza y dolor por dejar sus pertenencias. Esos hijos de la patria merecían ser
recordados y recompensados de alguna forma y entonces pensé les daría una
Bandera tan digna como la celeste y blanca. Mandé a pintar sobre una tela blanca,
en su centro las armas que la Soberana Asamblea General Constituyente usa en
su sello Después de hacerla bendecir, concluido el Tedeum, la llevé y la entregué
como obsequio para que la conservaran con el honor y el valor que habían
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