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Compilación
E.E.P.A N° 705
“Madres de la Patria”.
Queremos compartir con ustedes una fracción de la historia. vivida por nosotras
“Las madres de la Patria, un día. pero no como cualquiera, el 20 de junio de 1811
tuvo lugar la Batalla de Huaqui, en la actual República de Bolivia en la ribera sur
del lago Titicaca, a escasos kilómetros de la frontera con Perú. En ella. el ejército
realista al mando del Gira. José Manuel de Goyeneche, batió contundentemente a
las armas patrias comandadas por el Gral. Antonio González Balcarce y el vocal
representante de la Junta, Dr. Juan José Castelli
Producto de ello. el Ejército del Norte se descalabró, y sus restos retrocedieron en
desorden, harapos y casi desarmado, hacia el actual territorio argentino. Llamó la
atención a los patriotas que los realistas no los perseguirán para acabarlos.
La razón por la cual el ejército realista, triunfante en Huaqui, no había bajado aún
por la Quebrada de Humahuaca a dar cuenta de los restos del Ejército del Norte
fue que tenía que vérselas primero con los patriotas alto peruanos, que se
mantenían fieles a la revolución, en la provincia de Cochabamba.
Belgrano mejoró las relaciones con los cochabambinos, tirantes con su primo
Castelli. Los más destacados patriotas de Cochabamba le escribieron, para
ponerse a sus órdenes. El general informó, entonces, al Gobierno que, ante este
despliegue patriótico de Cochabamba, él no se iba quedar de brazos cruzados.
Dispuso adelantar al escuálido Ejército del Norte, acampado en la localidad
salteña de Campo Santo, para respaldar a los revolucionarios altoperuanos.
Conmovido, el general remitió a Buenos Aires: "Un cañoncito, dos granadas de
mano y una bala de los arcabuces que usa el ejército de Cochabamba, a falta de
fusiles: todo esto prueba el ardor de aquellos patriotas: si las demás provincias
hicieran otro tanto, muy pronto se acabarían los enemigos interiores, y temblarían
los que nos acechan".
Eran muestras del rudimentario armamento, para que en la capital supieran del
fervor y la decisión de los cochabambinos. Los arcabuces eran armas obsoletas y
anacrónicas para la época. Sin embargo, los revolucionarios los seguían
utilizando, a falta de mejores armas de fuego. El cañoncito que remitía permitía
únicamente usarse en el hombro de los soldados.
La implacable proclama: arranca el Éxodo Jujeño.
Sin más alterativa, luego de muchas dudas, sabiendo que todo el aparato realista
se le venía encima, al 29 de julio de 1812, Belgrano emitió su famosa proclama,
donde aplicaba, con la mayor severidad, las instrucciones del Triunvirato del 27 de
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