Page 40 - Libro Polotitlán
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Esa obra fue financiada con los fondos “piadosos” de las misiones californianas y realizada
            aproximadamente durante los años de 1785 a 1788. En este documento el arquitecto agri-
            mensor describe:


            Para cumplir con el encargo referido pasé a esta hacienda [de Arroyozarco] el 30 de enero
            del año anterior a plantear la obra mencionada. Con este objeto reconocí el Paraje donde
            convenía quedar situada la presa, el vaso o recipiente de las aguas que han de guardarse
            para el riego del trigo, las tierras que debían, o deben fertilizarse en él. Hice así mismo las
            nivelaciones oportunas para conocer las diferentes alturas y regular por ellas el grueso que
            debía dárseles. Concluido esto, hice que a mi vista se abrieran gran parte de los cimientos
            que rayé, que se comenzara a trabajar con mampostería.


            Y continúa relatando los materiales que utilizó, tiempo en que transcurrió la obra y costos;
            comenta el diseño de las compuertas, cómo seleccionó la cantera, tezontle y lozas; la cantidad
            de indios que se destinaron a la obra y la capacidad de almacenamiento para poder regar
            doscientas cargas de sembradura de trigo.

            Aunque a la presa se le hicieron varias inspecciones por peritos de la Real Audiencia, en
            año de 1790, fecha en que cambió el administrador de la “hacienda de Huapango” y por el
            protocolo requerido de entregar todas las pertenencias de inmueble al sucesor, nos enteramos
            que la presa presentaba filtraciones considerables de agua y estaba sumamente deteriorada.
            Desafortunadamente, el arquitecto, Del Mazo nunca pensó, ni se enteró que su obra tendría
            desperfectos. Siempre estuvo seguro de que el dinero empleado, los materiales y su proyecto
            de construcción fueran los más convenientes.

            Todavía para el año de 1853, el Ministerio de Justicia, Fomento e Instrucción Pública se pro-
            ponía ordenar las mercedes de agua de San Juan del Río y Polotitlán, y de hecho decretó la
            misma concesión de agua que desde el siglo XVI San Juan del Río había cedido a Polotitlán
            y Jilotepec, testimonio que, confirmó en el año de 1911, acompañado de todos estos antece-
            dentes.

            Podemos decir entonces que San Juan del Río vivió y creció teniendo el dominio de un
            cuerpo de agua que se encuentra en el Estado de México, al igual que la capital de nuestro
            país que recibe agua del sistema Cutzamala que se bombea de 1600 m.s.n.m. hasta los 2702
            m.s.n.m. en su punto más alto. Sin lugar a dudas éste es un tema que hay que atender con
            cuidado, el agua que cae en el centro del país da vida a muchos poblados y ciudades por lo
            que hay que prestar atención a un uso selectivo, de reciclaje, que permita garantizar agua
            para los cultivos que nos alimentan, por lo que se antojan nuevos sistemas de riego por go-
            teo, uso de invernaderos, captación de agua de lluvia o captura de la humedad del viento.



            Dentro de las obras hidraúlicas del pasado se encuentra la presa del De-
            rramadero, en San Antonio el Viejo; tiene una pilastra de cantera en el


            arco central que dice “Por los Señores J. Ysita y F. Garfias 1893”.




            Este dique de más de un kilómetro de largo tiene, en la porción cen-
            tral y más profunda, tres arcos que soportan el empuje de las aguas,


            y cuenta con un embalse de una longitud de 1600 metros de largo
            por un ancho promedio de 400 metros. Se encuentra prácticamente


            dentro del área urbana de la cabecera municipal de Polotitlán.








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