Page 110 - Guía Metodológica Vocacional XXIII
P. 110

pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno es
          amado, cada uno es necesario”. Para decir alguna cosa sobre el amor
          de Dios en la propia historia necesitamos adentrarnos en las Sagradas
          Escrituras,  que  son  una  confidencia  de  su  amor:  “antes  de  haberte
          formado yo en el vientre, te conocía (amaba); antes que nacieses, te
          había consagrado yo profeta; te tenía destinado a las naciones” (Jr
          1,5);  “Con  amor  eterno  te  he  amado:  por  eso  te  he  reservado  mi
          favor” (Jr 31 3).


          2. “Desde el vientre materno me viene cuidando/criando”.

          El  profeta  Oseas  describe  el  cuidado  que  Dios  tuvo  con  su  pueblo
          desde la más tierna infancia y la reacción del pueblo delante de sus
          cuidados: “Cuando Israel era niño, lo amé, y de Egipto llamé a mi
          hijo. Cuando más lo llamaba, más se alejaba de mí… Yo enseñé a
          caminar a Efraín, tomándole por los brazos, pero ellos no sabían que
          yo los cuidaba. Con cuerdas de amor los atraía, con lazos de amor;
          yo era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me
          inclinaba hacia él y le daba de comer… ¡Cómo voy a entregarte…
          cómo voy a soltarte!” (Os 11,1-9).

          3. “Soy estimado por el Señor”.


          En  otro  pasaje  del  profeta  Isaías  encontramos  una  declaración  de
          amor por su pueblo y por cada uno de nosotros: “eres precioso a mis
          ojos, eres estimado y yo te amo” (Is 43,4). Pero eso no es todo. El
          profeta Sofonías dice que Dios que “exulta de gozo por ti, te renueva
          con su amor; danza por ti con gritos de júbilo” (So 3,17).

                Ejercicio  personal:  Hacer  una  línea  de  tiempo  desde  la  fe
                 contemplando los misterios gozosos (momentos que me sentí
                 amado),  gloriosos  (grandes  y  pequeños  logros),  luminosos
                 (experiencias  de  fe/misión)  y  dolorosos  (heridas,  rechazo  y
                 ausencia  de amor)  de  mi  vida.  Hacerlo  en  ese  orden  y
                 compartirlo con el acompañante.




                                                                          108
   105   106   107   108   109   110   111   112   113   114   115