Page 112 - Guía Metodológica Vocacional XXIII
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cristianismo: un encuentro de fe con la persona de Jesús (cf. Jn 1, 35-
          39) (n. 243).
                                          Ejercicio

                Gracia:  Suscita  en  mí  un  corazón  abierto  al  silencio  y
                 disponible para escuchar tus inspiraciones en la oración.

                Preparación:  Visualizar  con  la  imaginación  a  Jesús
                 retirándose a orar con el Padre antes y después de sus acciones
                 en medio del pueblo.

                Texto bíblico: Mc 1,21-39


                Para  cada  día.  Dedica  un  rato  cada  día  a  ejercitar  las
                 propuestas  de  oración.  No  olvides  que  a  orar  se  aprende
                 orando. Es necesario dedicar tiempo todos los días para que
                 poco a poco vayas adquiriendo el hábito de la oración, para
                 que tu vida se convierta en un continuo canto de alabanza al
                 Padre.

                 Al igual que cuando alguien desea broncearse necesita ponerse
                 al  sol,  y  estar  largos  ratos,  y  “no  hacer  nada”,  simplemente
                                    estar  para  que  el  sol  vaya  cambiando  el
                                      color  de  su  piel,  igual  pasa  con  la
                                       oración, hay que estar y dejar que sea
                                       el Espíritu Santo quien ore en nosotros.
                                       Por ello te invitamos a que dentro de tu
                                       agenda  dediques  un  rato,  veinte
                                       minutos o media hora, a ese trato con
                                       Dios. Te ayudará el hacerlo siempre a
                                       la  misma  hora,  por  ejemplo,  a  la
                                       mañana  o  antes  de  ir  a  dormir.  No  te
                                       desanimes  si  al  principio  cuesta.  Dios
                                       nunca falla. Por otra parte, es el mejor
                                       cimiento. Nunca te va a dejar, ni se va
                                       a mover.


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