Page 16 - Hijo, no te olvido
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algún día espero compartirte algunas
experiencias.
Nací en una familia humilde, donde mi
madre hacía de mamá y papá casi
siempre, ya que mi padre trabajaba lejos
y venía a casa una vez en el mes
únicamente. Mi madre, tu abuela, era bien
estricta conmigo. Tanía horarios para
jugar y ver televisión.
Desde niño me gustó participar en la
Iglesia. Recuerdo que a los doce años
prediqué mi primer sermón. Tuve que
predicarlo dos veces porque era muy
corto.
De niño vivíamos en Cunco, un pequeño
pueblo en la región de la Araucanía.
Recuerdo que con mi madre solíamos ir a
ver a mis abuelos al campo, distante a
unos ocho kilómetros del pueblo. Al llegar
allá participaba sacándoles leche a las
vacas, correteando los corderos y las
gallinas. Era muy hermoso.
En el Colegio me destacaba en las artes.
Nunca fui muy bueno para las
matemáticas. Me gustaba mucho pintar,
al igual que a ti. Recuerdo que hubo una
experiencia que me marcó de niño. Una
vez que mi padre me invitó a pescar por
primera vez. Hasta ese entonces nunca
había compartido con él una aventura
como esa. Fuimos a un pequeño río
distante unos cuatro kilómetros del