Page 17 - Hijo, no te olvido
P. 17
pueblo, en realidad hay muchos ríos con
peces por esa zona. En esa oportunidad
sacamos seis salmones pequeños. Estaba
tan emocionado de estar con mi papá y de
haber pescado. Bueno, tal vez es mucho
pedir que alguna vez salgamos juntos a
pescar, pero creo que sería interesante.
Más tarde, en la adolescencia salía a
pescar con mi perro. El “Will” este animal
me acompañó gran parte de mi
adolescencia, pues, vivió cerca de doce
años. Hasta ahora nunca he conocido un
perro tan obediente como ese.
Normalmente bajábamos rio abajo
pescando. Un promedio de siete horas
cada vez. Cuando ya se hacía tarde, mi
perrito me miraba y se ponía a hacer unos
ruidos extraños. Eso significaba que ya se
había aburrido y quería regresar a casa.
El camino de regreso lo hacíamos a
campo traviesa, pero muchas veces
llegábamos casi oscuro a la casa, con
suficiente pescado para una rica cena,
claro que a veces nos demorábamos más
de la cuenta, ya que en el camino no
faltaba un conejo que saliera corriendo.
Ese era el problema porque el Will, con tal
de alcanzar a conejo, podía hacer todo el
camino de regreso al rio y debía esperarlo
a que regresara. Nunca volvió con el
conejo, pero sí, muy cansado.