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MAESTRÍA EN ADMINISTRACIÓN                                             UBA - FCE

                  Situación laboral de la mujer:

                  Mabel Burín 118 : denomina techo de cristal a una superficie superior invisible en la carrera laboral de
                  las  mujeres,  difícil  de  traspasar,  que  nos  impide  seguir  avanzando.  Su  carácter  de  invisibilidad
                  viene dado por el hecho de que no existen leyes ni dispositivos sociales establecidos ni códigos
                  visibles que impongan a las mujeres semejante limitación, sino que está construido sobre la base
                  de otros rasgos que por su invisibilidad son difíciles de detectar. También se suele conocer como
                  “suelo pegajoso” que agrupa las fuerzas que mantienen a tantas mujeres atrapadas en la base de
                  la pirámide económica.
                  Ese famoso techo de cristal que impide a las mujeres alcanzar las metas profesionales para las
                  que están preparadas parece invisible, pero las estadísticas demuestran que existe; es decir, es un
                  término  enigmático,  secreto,  indetectable,  pero  cuyo  resultado  es  cuantificable,  y  real:  la  no
                  existencia de mujeres en los vértices jerárquicos de las organizaciones.
                  De esta manera y aunque "la igual remuneración por igual tarea" es un derecho de la Constitución
                  Nacional Art. 14 bis, la brecha salarial entre los sexos varia según se trate del trabajo por cuenta
                  propia  o  como  asalariado,  según  los  sectores  sociales,  el  nivel  educativo  y  la  calificación
                  profesional.
                  A su vez, la mejor posición del hombre fuera del hogar se traslada como una posición de comando
                  dentro del mismo. Obedece a que la crisis y el aumento de la desocupación provocan cambios del
                  mercado  laboral,  que  se  reflejan  en  un  mayor  aporte  económico  al  hogar  por  parte,
                  fundamentalmente, de las mujeres de los sectores más empobrecidos.
                  Una  gran  proporción  de  mujeres  trabaja  en  puestos  no  calificados,  por  el  perfil  exclusivamente
                  femenino del servicio doméstico, y de calificación media, por la fuerte presencia de las maestras,
                  enfermeras  y  otras  ocupaciones  sociales.  Para  un  grupo  significativo  de  mujeres  sus  logros
                  educativos  no  se  han  traducido  en  inserciones  laborales  que  aprovechen  adecuadamente  la
                  capacidad previamente adquirida, y por eso son más las mujeres que realizan tareas inferiores al
                  nivel educativo alcanzado 119 .
                  Debido a pautas culturales que asignan roles femenino y masculino en la sociedad, las mujeres
                  que trabajan o desean trabajar viven una situación de doble responsabilidad (hogar / trabajo) que
                  les provoca una serie de conflictos, para su desarrollo personal y profesional. Esto implica realizar
                  esfuerzos  de  compatibilización  de  las  tareas  domésticas  con  las  laborales  que  inciden
                  negativamente en su disponibilidad para el trabajo o para la formación profesional. Por otro lado,
                  desde  la  demanda,  los  empleadores  despliegan  una  serie  de  prejuicios  con  relación  al  trabajo
                  femenino, que obstaculizan el acceso de las mujeres a los empleos. Esta actitud se sustenta en el
                  supuesto impacto que sobre los costos laborales tiene la función biológica de la maternidad y el
                  hacerse cargo de las responsabilidades familiares.
                  Las cosas fueron cambiando y la mujer, con tenacidad y sacrificio, día a día, fue ocupando lugares
                  que  eran  de  exclusivo  dominio  masculino.  Hoy,  casi  no  queda  sitio  en  que  la  mujer  no  pueda
                  trabajar. No parecen existir limitaciones ni barreras, y sin embargo es pronto aún para afirmar que
                  estamos en igualdad de oportunidades.

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                    Mabel  Burín  es  Doctora  en  Psicología  Clínica,  especialista  en  Estudios  de  Género  y  Salud  Mental.  Directora  del  Área  de  Genero  y
                  Subjetividad de la Universidad Hebrea Argentina Bar Ilan Es autora de los libros "Estudios sobre la subjetividad femenina. Mujeres y Salud
                  Mental"(1987)  "El  malestar  de  las  mujeres.  La  tranquilidad  recetada  (1990),  "Género,  Psicoanálisis,  Subjetividad"(1996),  "Género  y
                  Familia"(1998) y "Varones, género masculino y subjetividad" (2000).
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                    OIT (2003) “Informe La hora de la igualdad en el trabajo. Informe global con arreglo al seguimiento de la Declaración de la OIT relativa a
                  los  principios  y  derechos  fundamentales  en  el  trabajo”.  Conferencia  Internacional  Del  Trabajo  91.a  reunión  2003.  Informe  I  (B)  Oficina
                  Internacional Del Trabajo Ginebra. Julio 2003




                                                                    TESIS FINAL – L.A. ARIEL FERNANDO SQUEFF                                 PAGINA / 86
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