Page 190 - AZUFRE ROJO
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«Entraremos en tu tumba con este aspecto». La visión roja del ángel: rūzbihān baqlī, rilke, paradžanov 189
Dios y los ángeles dispuestos en f las. Algunos de ellos buscaban la
cercanía de Su presencia. Tenían un aspecto reverente. Me apresuré
hacia Él anhelante, lloroso, delirante, ebrio. Recosté mi cabeza en
los pabellones de la gloria, y la sangre se derramó de mis ojos en mi
enrojecida cara. No vi a nadie más humildemente sometido a Él que
yo. Sentía extrema necesidad de unión con Él.» 101
«Él se detuvo por mí, y pude contemplar la majestad y la belleza de
Su trascendente faz. Yo estaba arrebatado en Su amor. Entonces me
vi bajo los doseles del dominio en el reino del mundo del imperativo,
sumergido en un océano de sangre, y esa sangre brotaba de mis ojos.
Estuve inmerso en ese océano durante largas horas.» 102
Aquí se hace necesario volver al célebre místico mártir al-Ḥallāǧ, que muere decapitado
acusado de herejía. El gran maestro sufí, que no separaba la vida de la muerte, escribe en su
Dī ān:
«Es el Bienamado quien acepta el sacrif cio de mi sangre, para Él mi
sangre es lícita, se juzgue permitida o ilícita.
Aunque estéis lejos de desear el sacrif cio de mi sangre, pues nadie de
entre vosotros se hace la idea de verla vertida. […]
Se inmola a las víctimas animales, yo ofrezco en sacrif cio mi vida y
mi sangre.» 103
En la i at al allāǧ, en el n.º 13, se lee que Abū l-Qāsim al-Ǧunayd (m. 295/910) de Bag-
dad estaba hablando ante su discípulo Ḥallāǧ del deseo de Dios, y del deber de guardar se-
creto este deseo en su corazón, cuando el šayḫ (Ǧunayd; antes que Ḥallāǧ) abrió el dilq (man-
to remendado de Ḥallāǧ); «y he aquí que la sangre u a de su corazón sobre su manto, lloraba tanto
que sus lágrimas, al derramarse, se mezclaban con la sangre». Y Ǧunayd explica que «sus lágrimas se
han vertido por el deseo de Dios, – su sangre ha manado por temor a permanecer separado
de Él.» «Esta sangre que se escapa del corazón y se mezcla con el agua de las lágrimas,
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recuerda la lanzada en el costado de Jesús crucif cado; que es, en el fondo, la única f gura-
101 esvelamiento, § 100, p. 291; voilement, § 86, p. 234.
102 esvelamiento, § 120, p. 317; voilement, § 102, pp. 267-8.
103 Le n d ál-Ḥallâj, ed., trad. y nn. de L. Massignon, 2.ª ed. aument. y corr., París: P. Geuthner,
1955 [1931], 106 bis:1-2, 7.
104 . L. Massignon, La passion , o.c., t. I, pp. 599-601, n. 1 (p. 601); id., «Le “Cœur” (Al-Qalb)…»,
o.c., pp. 432-3.