Page 177 - ¿Y si quedamos como amigos?
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Allí estaba yo, en su recámara, pocas horas antes de la fiesta. Me enseñó dos
corbatas.
—Ya sé que soy una sosa —dije—, pero me gusta la negra delgadita. Es más formal.
Descartó la otra.
—Gracias —se incorporó ayudándose con ambas manos. Había adquirido más
movilidad, pero tendría que seguir llevando la férula unos cuantos días.
—¿Seguro que llegarás bien? —le pregunté—. No dudo de que Keith sea fuerte ni
nada, pero tiene que ser cuidadoso.
—Tú tranquila, pero gracias —cojeó hacia el armario—. ¿A qué hora tienes que
empezar a arreglarte para tu universitario?
Miré mi reloj de pulsera.
—Tendré que marcharme enseguida. ¿No te parece raro que me haya invitado?
Levi negó con la cabeza.
—Me parecería raro que alguien no estuviera deseando llevarte adonde le pidieras.
Su respuesta me dejó estupefacta. Fue un comentario muy dulce, justo el que
necesitaba oír. Siempre nos estábamos tomando el pelo, así que no supe qué responder
a un halago tan sincero.
Como si me hubiera leído la mente, Alex llamó justo cuando me estaba despidiendo
de Levi.
—Será mejor que conteste —me disculpé mientras salía al pasillo para tener más
intimidad.
—Eh, me alegro de hablar contigo —exclamó Alex casi sin aliento—. Estoy muy
apenado.
—¿Va todo bien? —le pregunté.
—No, lo siento, pero no podré ir esta noche —oí gritos de fondo—. Mis amigos me
convencieron de que me una a una fraternidad, y la que nos interesa está haciendo
pruebas así que… bueno, no puedo decir nada salvo que no podré ir a ninguna parte en
todo el fin de semana.
Y yo pensando que pasarían un par de años antes de que un presumido de fraternidad
me rompiera el corazón.
Aunque ya lo tenía bastante roto. Me hacía ilusión salir con Alex, pero no tanta como
cabría esperar. Sabía la sensación que tienes cuando te gusta alguien y Alex no me la
inspiraba.
—No te preocupes.
Hice unos cuantos comentarios amables para que no se sintiera tan mal, cuando en
realidad debería haber sido él quien me consolara a mí. Ni siquiera recuerdo cómo nos
despedimos.
Sólo recuerdo a Levi, que me miraba desde la puerta entornada.
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