Page 37 - ¿Y si quedamos como amigos?
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             —Sólo cuando se comete un abuso, espero.
             —Marchémonos de aquí. Esto requiere una maratón de Buggy y Floyd.
             —Y un poco más de crema.
             Ésa era la Macallan que yo conocía.

             —Ya sabes que no puedo negarte nada.
             Se rio mientras nos formábamos otra vez en la fila. Le di un codazo.
             —Te lo juro, en casa no hay ninguna chica tan cool como tú.
             Macallan  volvió  a  crisparse. Al  instante,  miré  a  mi  alrededor  para  comprobar  si

          aquellos tipos habían regresado.
             —¿Sabes? —se volteó a mirarme—. Entiendo que pasaras los primeros doce años
          de tu vida en California, pero ahora ésta es tu casa.
             Yo no acababa de entender por qué estaba tan molesta.

             —Yo no…
             Hundió los hombros e impostó un tono de voz más grave.
             —Sí, mis amigos de casa esto, en casa hacemos esto otro, en casa tal y cual, en casa
          todo es alucinante.

             Creo que me estaba imitando, pero yo no hablo con un acento tan fresa. Al menos,
          eso espero. Me miró fijamente.
             —Ahora, éste es tu hogar.
             Se acercó al mostrador y pidió una segunda ración de crema. Yo me quedé donde

          estaba, pensando en lo que Macallan acababa de decir.
             Puede que siguiera viviendo en el pasado. Era posible que no hubiera aceptado que
          el traslado era definitivo. A lo mejor había llegado la hora de vivir en el presente, de
          aceptar la nueva escuela y a mis nuevos compañeros. Quizá no me hubiera esforzado lo

          necesario.
             Tenía que afrontar el hecho de que ahora Wisconsin era mi hogar.

          Dejé de considerarlo todo, en especial la escuela, como algo temporal.  Tendría que
          encontrar la manera de sentirme cómodo en ella y también entre los estudiantes.

             No obstante, primero debía centrarme en un asunto más inminente: la cita con Emily.
             Estábamos  sentados  el  uno  frente  al  otro,  como  hacíamos  cada  día  a  la  hora  de
          comer. Esta vez, sin embargo, todo era distinto. No sólo porque estuviéramos en una
          pizzería haciendo tiempo antes de ir al cine. Esto era una cita. Y no una cita cualquiera,

          sino con la más guapa del salón que, además, era la mejor amiga de Macallan. Gran
          responsabilidad.
             Emily siempre se ponía muy guapa para ir a la escuela, pero aquella noche estaba
          despampanante.  Me  quedé  impresionado  cuando  nos  vimos  en  el  centro  comercial.

          Llevaba un vestido de flores y un pasador de brillos en el pelo. Y cada vez que me


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