Page 72 - ¿Y si quedamos como amigos?
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Macallan.
Emily debió de advertir que no conseguiría conmoverme.
—Ya sabes que últimamente he estado viendo a Troy. Todo comenzó en Año Nuevo,
pero entonces tú no estabas aquí, así que no le di importancia. Luego me di cuenta de
que quería saber si lo que había entre Troy y yo era real, ¿sabes? Pero no quería
renunciar a nuestra relación y me sentía confusa y no sabía qué hacer y ahora seguro que
me odias.
Se detuvo para respirar, lo cual me proporcionó el tiempo que necesitaba para
procesar lo que estaba oyendo. Había pasado algo en Año Nuevo. Aunque Emily me
había asegurado lo contrario. Y, si no recordaba mal, fue por aquel entonces cuando
Macallan empezó a ponerse rara cada vez que le mencionaba a Emily.
Así que Macallan estaba al tanto de lo sucedido y me lo había ocultado.
Sabía que debería estar furioso con la que era mi novia desde hacía casi ocho meses.
En cambio, sólo me sentía decepcionado con Macallan. Se había visto obligada a
escoger entre Emily y yo. Y había escogido a la mentirosa de Emily.
Me levanté.
—Gracias por decirme la verdad al fin.
Ni siquiera esperé respuesta. Crucé la puerta y al instante supe con quién debía
hablar. Lo lógico habría sido enojarme con Macallan por dejarme en la ignorancia,
pero me preocupaba más la posibilidad de perderla.
Lo que empezó siendo una caminata se convirtió pronto en un trote ligero. Jamás
había corrido peligro de perder a un amigo tras romper con una chica. Esta vez, sin
embargo, las cosas eran distintas. Macallan conocía a Emily de toda la vida. No iba a
pedirle que se pusiera de mi lado, pero una parte de mí sabía que tendría que elegir de
todos modos. A mí no me importaba que conservara la amistad con Emily, pero no
creía que ésta fuera tan generosa.
Aunque Macallan debería haberme informado de lo que pasaba, en el fondo no la
culpaba. Seguro que había actuado así por lealtad hacia Emily. Porque Macallan es una
buena amiga. Es de fiar. Sin embargo, precisamente por su gran sentido de la lealtad,
temía que se pusiera de parte de mi ex.
Vi a Macallan en la cocina cuando me acerqué a su casa. Alzó la vista y me divisó.
Me dedicó una sonrisa triste, seguramente al intuir que yo ya sabía la verdad. ¿O temía
que se rompiera nuestra amistad? Abrió la puerta y ninguno de los dos se movió.
—¿Hablaron? —me preguntó.
—Sí.
Asintió.
—Siento mucho no haberte dicho la verdad el día que llegaste. Debería haberlo
hecho. No tengo excusa.
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