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por que dijo a su mari do: «No iré hasta        SALMO
       que el niño deje de mamar. Entonces lo
       lle va ré, y el se pre sen ta rá delan te del   Sal 83, 2-3. 5-6. 9-10
       Señor y se que da rá allí para siem pre.»       (R.: 5a)
       Cuando el niño dejó de mamar, lo subió
       con ella, lle van do ade más un novi llo de   R. Señor, feli ces los que habi tan en tu
       tres años, una medi da de hari na y un   Casa.
       odre de vino, y lo con du jo a la Casa   ¡Qué ama ble es tu Morada, Señor
       del Señor en Silo. El niño era aún muy   del Universo! Mi alma se con su me de
       peque ño. Y des pués de inmo lar el novi-  deseos por los atrios del Señor; mi
       llo, se lo lle va ron a Elí.       cora zón y mi carne cla man ansio sos
         Ella dijo: «Perdón, señor mío, ípor tu   por el Dios vivien te.                          R.
       vida, señor!, yo soy aque lla mujer que
       estu vo aquí junto a ti, para orar al Señor.   ¡Felices los que habi tan en tu Casa
       Era este niño lo que yo supli ca ba al   y te ala ban sin cesar! ¡Felices los que
       Señor, y él me con ce dió lo que le pedía.   encuen tran su fuer za en ti, al empren-
       Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él: para   der la pere gri na ción!                         R.
       toda su vida queda cedi do al Señor.»
       Después se pos tra ron delan te del Señor.  Señor del uni ver so, oye mi ple ga ria,
                                          escu cha, Dios de Jacob; pro te ge, Dios,
                                          a nues tro Escudo y mira el ros tro de tu
       Palabra de Dios.
                                          Ungido.                                             R.
                COMENTARIO                          2º LEC TU RA
        La escena de hoy  se entiende a        Lectura de la pri me ra carta
        partir de la petición y promesa de   del após tol san Juan 3, 1-2. 21-24
        Ana hecha al Señor. Ana es la es-
        posa estéril y se ve despreciada por   Queridos her ma nos: ¡Miren cómo
        la otra, desahoga su amargura ante   nos amó el Padre! Quiso que nos lla-
        el Señor y le promete que, si le da   má ra mos hijos de Dios, y noso tros lo
        un hijo, se lo entregará en ofrenda   somos real men te. Si el mundo no nos
        (1,9-18). El texto narra la ofrenda   reco no ce, es por que no lo ha reco no ci-
        del hijo de Ana al Señor: de él será   do a él. Queridos míos, desde ahora so-
        toda la vida. La señal que Ana da   mos hijos de Dios, y lo que sere mos no
        de la consagración del niño consis-  se ha mani fes ta do toda vía. Sabemos
        te en que no le cortarán nunca los   que cuan do se mani fies te, sere mos
        cabellos. El nacimiento de Samuel   seme jan tes a él, por que lo vere mos tal
        prefigura su papel en la historia de   cual es.
        Israel; no es sólo fruto de la carne,   Queridos míos, si nues tro cora zón
        sino también del designio de Dios,   no nos hace nin gún repro che, pode mos
        que lo quiere profeta (3,20), juez   acer car nos a Dios con plena con fian-
        de su pueblo (7,15)  y sucesor del   za, y él nos con ce de rá todo cuan to le
        sacerdote-juez Elí (4,18), es decir,   pida mos, por que cum pli mos sus man-
        jefe religioso y civil del pueblo de   da mien tos y hace mos lo que le agra da.
        Israel. En definitiva, el centro de in-
        terés de hoy es el cumplimiento de   Su man da mien to es este: que crea mos
        la promesa que Ana hizo al Señor.   en el nom bre de su Hijo Jesucristo, y
        El hecho de que Samuel pertenezca   nos ame mos los unos a los otros como
        al Señor toda la vida, más que a sus   él nos orde nó.
        padres, ilumina el evangelio de hoy:   El que cum ple sus man da mien tos
        también Jesús se debe a su Padre.  per ma ne ce en Dios, y Dios per ma ne- 91
                                          ce en él; y sabe mos que él per ma ne ce
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