Page 114 - El libro de San Cipriano : libro completo de verdadera magia, o sea, tesoro del hechicero
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tado, que no haya sido usado y envuélvase n un pedazo de seda.
Se coloca sobre el corazón y se lleva durante nueve días y nueve
noches.
Al cumplir este plazo se vuelve a tomar el anillo y a la salida
del sol se graba con la lanceta alrededor del oro, la palabra "Sche-
va". Se juntarán tres cabellos de las personas que se quiera, con
otros tres del mismo que hace la experiencia. Luego se coloca una
bolsa verde y se pone sobre el corazón durante seis días.
Después de lo indicado se guardarán cuidadosamente los ca-
bellos en la boísa de seda, diciendo;
"Es mi deseo más vehemente que, así como los cabellos de
fulana (o fulano) se juntaron con los míos, así se junten también
nuestros cuerpos y almas en amoroso abrazo durante el tiempo de
nuestra vida y residencia en este planeta. Así sea, por la virtud de
Screva, así sea."
Hechas las ceremonias indicadas sólo resta conseguir que la
persona amada admita la sortija y los use, que si esto se logra, el
mágico hechizo obrará sobre ella de una manera sorprendente.
SORTILEGIO PARA ENAMORAR
El 24 de junio por la mañana antes de salir el sol, recójase
la planta Emula campana, hacedla secar y reducidla a polvo junto
con ámbar gris; meted estos polvos dentro de un saquito que lle-
varéis suspendido por espacio de nueve días sobre vuestro cora-
zón. Se dará, en comida o bebida, unos pocos de estos polvos a
la persona que deséis os ame, y os amará infahblemente.
OTRO AL MISMO OBJETO
Tomad un corazón de golondrina, uno de pichón y otro de
gorrión, mezclad con ellos unas gotas de vuestra sangre; se pican
con el cuchillo de mango blanco y se ponen a secar al horno hasta
poderlo reducir a polvo. Hecho esto se darán en comida o bebida
a la persona que se quiera lograr.
SORTILEGIO PARA QUE PUEDA SABER UNA MUJER
EL MARIDO QUE TENDRÁ
La mujer tomará dos pequeñas ramas de álamo blanco que
atará en sus medias con una cinta de hilo blanco, y antes de acos-
tarse Colocará sus medias debajo de la almohada, después se fro-
tará las sienes con un poco de sangre de abubilla (saliendo del
animal) y dirá la oración siguiente: "Kivios clamentísime qui
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