Page 112 - El libro de San Cipriano : libro completo de verdadera magia, o sea, tesoro del hechicero
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espíritu maligno, no os halláis bastante purificados, lejos de po-
     nerse el espíritu a vuestras órdenes, seréis vosotros los que que-
     daréis bajo su dominio.
         Conviene que os advierta que no es tan fácil procurarse una
     de estas gallinas negras, que tiene propiedades mágicas.
         Caso de no poder lograrla, será necesario hacerla nacer, pa-
     ra lo cual expondré, a continuación; el medio de conseguirlo, cum-
     pliendo así el encargo del viejo de las pirámides.
         Tomad varios trozos de madera aromática, tales como el áloe,
     el cedro, el naranjo, el limonero, el laurel, la raíz del iris, las rosas
     cuyas hojas se hayan desecado al sol; los pondréis en una cazuela
     de oro, extenderéis encima aceite balsámico, incienso purísimo, go-
     ma transparente, y pronunciaréis las palabras: "Athas, Solimán,
     Erminatos, Paseim".
         En este instante percibiréis los rayos del sol, esté donde esté
     a aquella hora, los cuales irán a herir la cazuela de oro. Coloca-
     réis sobre ella un vaso de cristal, golpearéis con la vara mágica
     este vaso, y en  el mismo instante los perfumes y los troncos de
     maderas olorosas que estén en la cazuela, se encadenarán y un
     olor suavísimo se extenderá por la habitación. A poco no queda-
     rá en la cazuela más que cenizas.
         Tomaréis inmediatamente un huevo de gallina negra, que ten-
     dréis preparado de antemano en un saco de terciopelo negro; di-
     cho huevo le depositaréis sobre las cenizas ligeramente calientes.
     Cuando ya todo se halle bien preparado, se pondrá la cazuela den-
     tro del saquito negro, éste se coloca a su vez, en sitio de la habita-
     ción donde penetre la luz del sol y se cubre con una campana de
     metal.
         Hasta aquí sólo hemos llegado a la mitad del camino.
         Se necesitará que en un braserillo dorado se tengan constan-
     temente encendidos algunos carbones de encino y  que a las doce
     del día y de la noche se echen unos polvos de rosa e incienso, y des-
     pués, elevando los ojos y brazos hacia el cielo, exclamaréis; "¡Oh,
     Tanapoter,  Isnaí, Noutapilus,  Estivaler, Conospitus."
          Cada vez que se haga esta operación, se levantará la campana,
     y se contemplará el saquito. Si éste se mueve es prueba de que ya
     ha nacido la gallina. Cuando esto suceda se destapará con cuidado
     y entonces se podrá notar que el sol lanzará sus rayos sobre la
     campana con mayor fuerza y violencia. La campana se pondrá del
     color del fuego,  el huevo desaparecerá ante vuestros ojos, un va-
     por ligero se elevará en los aires, y en el acto veréis removerse una
     poUita completamente negra, que se pondrá de pie y empezará a
     piar hgeramente. Le tenderéis un dedo pronunciando estas pala-
     bras: "Binusas Testipas", y el volátil se subirá al dedo, después
     se deslizará en vuestro seno.
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