Page 107 - El libro de San Cipriano : libro completo de verdadera magia, o sea, tesoro del hechicero
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y con los bálsamos de que estaban llenos aquellos vasos misterio-
        sos, ungió todo mi cuerpo. Terminada esta operación me dio ropas
       nuevas, parecidas a las suyas. Sentí entonces en mi inteligencia
       como una luz inmensa, y comprendí por completo la lengua en
       que me hablaba, que era la hebrea.
            Me invitó a seguirle, abrió otra puerta, y tomando una lin-
       terna, entramos en un subterráneo, donde vi diversos cofres ali-
       neados: los abrió, estaban llenos de oro y de piedras preciosas de
       toda especie.
            -—Ya ves, hijo mío —me dijo— . con estos tesoros no hay
       temor de morir de pobreza. Todo te pertenece. Yo ya llegué al fi-
       nal de mi carrera  y quiero dejarte por heredero. Estos tesoros no
       son fruto de la avaricia o de un sórdido interés: los debo al cono-
       cimiento de las "ciencias ocultas" que me son familiares. Yo puedo
       mandar a todos los espíritus que pueblan la tierra y los aires,  y
       que no son visibles para la generalidad de los hombres.
           Te amo, querido hijo, he reconocido en  ti el amor a la verdad
       y la aptitud para las ciencias, y al momento quiero que sepas lo
       que me ha costado siglos y siglos aprenderlo. La ciencia de los
       magos, el lenguaje de los jeroglíficos se ha perdido por la desidia
       de los hombres. Yo sólo soy el depositario de estos secretos. Yo
       te los comunicaré, y veremos junto los caracteres trazados en las
       pirámides. Pero antes tienes que renunciar a todo lo que no sea
       para el bien.
           — ;Oh, venerable anciano! — repuse— nada hay que desee
       yo tanto como la virtud y la sabiduría.
           — ¡Basta! — dijo el viejo— . Antes de desenvolver la doctrina
       de que soy poseedor, quiero iniciarte en los misterios más profun-
       dos y sagrados; quiero que sepas que los elementos están pobla-
       dos de las más perfectas criaturas. Ese espacio, inmenso que hay
      entre la tierra y los cielos, tiene habitantes mucho más nobles que
      los pájaros y los insectos; esos seres tan vastos tienen otros mora-
      dores más superiores que los delfines y las ballenas, lo mismo su-
      cede con las profundidades de la tierra, que contienen otras cosas
      que agua y minerales; y el elemento del fuego, más noble que los
      otros tres, no ha sido hecho para permanecer inútil y vacío.
          Y a continuación me puso en conocimiento de todas las ma-
      terias contenidas en el capítulo que trata "De lo infinito", el cual
      será conveniente leer antes de continuar lo que sigue.
          —Necesito todavía hablarte de los talismanes, de los anillos
      mágicos que dan el poder de mandar a todos los elementos, de
      evitar todos los pehgros, todas las emboscadas de los enemigos,
      asegurando el éxito de las empresas y el cumplimiento de todos
      los deseos.
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