Page 87 - libro de los detalles plasticos en el arte romanico.Fernando Ezquerra Lapreta
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Juan  Evangelista  y  a  Santo  Tomás  se  les  practicó  una  abertura  en  los  ojos  para
                  introducir azabache. Con este detalle parece que se nos esté queriendo decir: son los

                  únicos que ven. ¿Por qué?

                  1. Cristo está claro. Para la filosofía neoplatónica cristiana medieval, Cristo es la Divina

                  Sabiduría, el Verbo encarnado. Ahora bien, ¿cómo se puede acceder a esta sabiduría,
                  es decir, a Cristo? Es evidente que de dos maneras.

                  2. La representada por Santo Tomás, la de la fe que necesita de la experiencia directa

                  de  la  realidad  o,  dicho  de  otra  manera,  la  del  conocimiento  empírico,  el  tocar  para   36
                  creer.  En  esta  breve  descripción  empírica,  entrarían  las  ciencias naturales,  ¿no?,  las

                  ciencias  que  necesitan  de  la  demostración  a  través  de  la  experimentación  con  los
                  elementos de la naturaleza.

                  3.  La  representada  por  San  Juan  Evangelista,  la  de  la  fe  que  no  necesita  de  la

                  experiencia  directa  de  la  realidad  o  dicho  de  otra  manera,  la  del  conocimiento

                  especulativo o contemplativo, la fe como salto. En esta breve descripción especulativa,
                  entraría  tanto  la  filosofía  como  la  teología,  ¿no?,  los  saberes  humanos  que  no
                  necesitan de la demostración a través de la experimentación con los elementos de la

                  naturaleza.

                         Si  Cristo  es  la  Hagia  Sophia,  la  Divina  Sabiduría,  las  figuras  de  San  Juan

                  Evangelista y de Santo Tomás no solo representan los dos modelos de fe, el activo y el
                  contemplativo,  sino  también  las  dos  formas  que  tiene  el  pensamiento  humano  para

                  acceder al verdadero conocimiento.

                         Sin embargo, todavía existen detalles plásticos menores en este famoso relieve
                  que nos permiten reflexionar sobre la alta preparación intelectual que poseía el primer

                  teólogo  redactor,  el  que  guío  a  la  hora  de  esculpir  las  manos  del  llamado  Primer
                  maestro de Silos. Fijémonos en el gesto de Santo Tomás a la hora de introducir sus

                  dedos de la mano derecha en el costado abierto de Cristo.

                         ¿Cómo interpretar una simbología de los dedos que debe seguir lo explicado en

                  un pasaje bíblico? El texto evangélico da una información directa sobre la acción que
                  realizó Santo Tomás.

                         Esto es lo que ocurrió según el famoso episodio de la duda de Santo Tomás,

                  narrado en el capítulo XX del Evangelio de San Juan:
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