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Repre~elllación esquemátita tlcl  p10ceso global   Las nociones de objetividad  y subjetividad
           de perrepCIUil  VISUal
                                                  ,;_Cómo trazar una línea divisoria entre objetividad y subjetividad? La  filosofía
                   NIVt:L             NIVEL
                UL  LA  Pf ltClPCIÓN   Ul:l CONtbl 1  11)   escolástica de la Edad Media pecaba de un exceso de objetividad y de certidumbres.
                                                   Hoy día puede que ocurra lo contrario.
                                                     Existe entre nuestros contemporáneos un cierto esnobismo consistente en pensar
                 l mue. IHU "C."IhOital
                                            A     que todo es subjetivo. Ahora bien, la velocidad de la luz. la fuerza gravitatoria o  las
                                      ~           particularidades de la percepdón difícilmente pueden ser negadas o cuestionadas.

             '"''''"' ., ... , ....   L\.lurtor.,,   Alt.tlti,ni•UI'"   Debemos cuidarnos de tachar de subjetivo todo rcnómeno que no  logramos explicar
             tlt  h•\ltlf -41   , ..  m-nlvth   tiUIHAIKU~
               ¡                      ..          o que se nos escapa. ¿Acaso no nos enseñaron Sócrates y Platón que no todo es
           ¡ ,:.11.1                               relativo? Frente a  los sofistas, éste último supo demostrar, con una buena dosis de
                               1   [   Colnr   l   picardía, que la verdad no es relativa para los incliviciuos, que nu puede cada cual
                                                   poseer la suya, distinta de la del prójimo. La primera lección de Platón nos enseña
                                      1
                -- ~     iiur,.,~   _.¡            que uebemos desconfiar de nuestras sensaciones y de las opiniones preconcebidas.
                                                   Si seguimos el absurdo raz.onamiento consistente en suponer que todo es subjetivo,
                                                   ello implicaría que se puede dar por verdadera una afirmación y a la vez la
                       . .\::::.·~~;~·.:··.:·.·.·,·..  ~ ~--  afirmación contraria. El mnndo sería cnt·onces como un río en perpetua mutación,
                          ~                        donde nada puede ser dado por verdadero ni calificado con exactitud. Podemos ver
                       RthhU'41fUit.'IIIU
                        ~~·I•J•tt·IIJ              todo el peligro que entrai'la esta forma de pensar y el sorprendente partido que
                                  H"llll lhfiWIIIJthlll
                                                   podrían sacar de él los impostores, que constituyen, en cierta forma, los sofistas
                                                   modernos: obremos según nos venga en gana, ya que todo es cttestión de gustos,
                                                   todo e:. ¡Josible y digno de intet·é:., siempre y cuando uno explique su razonamiento.
                                                   Hemos visto recientemente a un • pintor•  que, habiendo agotado toda su
                                                   inspiración, inscribe tmpemente sobre su lienzo •Tengo talento•, demostrando rle
                                                   este modo que en realidad carece de él  por completo. Tales excesos, tales
                                                   desbordantiento:. existen. Sepamos, pues, identif1car las situaciones confusas y
                                                   retengamos, a mouo de resumen, que las nocione:. de objetividad y de subjetividad
                                                   son c¡,cnciales, en la medida en que nos permiten progresar con más seguridad en
                                                   nuestro estudio. Porque está claJ o que ciertos elementos demuestran ser objet ivos y
                                                   otros no.  Precisamente a través de un esfuerzo de reflexión y análisis es como
                                                   podemos llegar a una observación más serena y más  justa del  mundo empíncu.


                                                   La percepción óptica

                                                   Much,1s conquistas del intelecto, y en particular la del arte, reposan en primer lugar
                                                   sobre la percepción. Toda señal luminosa o coloreada proveniente del mundo
                                                   extenor ~e ve inmediatamente captada por los órganos sensitivos que intentan, en la
                                                   medida cle  lo posible, dar una interpretación acorde con la experiencia del  individuo.
                                                   Estamos atentos a  todos  los detalles  incongruentes y a todas las señales extrañas de
                                                   nuestro entorno. Un objeto no identificado movilita tle inmediato nuestra atención
                                                   hasta encontrar una explicación racional, recurriendo, si es necesario, a la
                                                   colaboración de los otros sentidos. ¿Qué prodigio nos permite, pues, interpretar
                                                   las imágenes? ¿Cuál es el secreto del sutil mecanismo que une el  ojo al cerebro?
                                                   Una sensación percibida a través del ojo es transmitida por el  nervio óptico ha!>ta el
                                                   tálamo y a continuación éste envía la información a la corteza cerebral o al área
                                                   especializada. Este pequeño esquema pone de manifiesto que en realidad vemos más
            llusion de drsigua)d;td. Al t umparar estos
            d1bujos. uno de los Jo, ch•rulos rentrales   con nuestro cerebro que con nuestros ojos. Cuando contemplamos un cuadro, las
            pan•rc m,\s grande que(') otro. Sin embargo,   neuronas trabajan afanosamente para transformar la suma de las sensaciones
            ambos son 1guales, pero nuestro oj() es
                                                   luminosas en una síntesis inteligible donde las formas y Jos objetos son identificados,
            inducido J  error por su costumbre de calcui.H
            el  tamaóiJ d<·  un objrto por comparación con   donde las masas y las configuraciones son discernidas y medidas. En  una fracción
            el de lo~ objetos que lo rodeiln.      de una décima de segundo, el tiempo de la percepción para procesar ciertos aspectos





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