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109.-LOS GRANDES HOMBRES
Egipto, opuso denodada resistencia y hubo de
tomarse por asalto. Allí fué donde repetidos
peligros amenazaron la vida del rey ; cierto
árabe, soldado de Darío, le arrojó traicione-
ramente un puñal a la cabeza, del que el rey
se libró con sólo torcerla algo, y más tanie, en
la batalla, le penetró en el pecho una flecha
emponzoñada, causándole una grave herida
de la que le curó su médico Filipo.
Pero la ciudad cayó al fin en poder de los
macedonios, y Alejandro llegó, victorioso,
hasta Egipto, donde fué recibido amistosa-
mente. En Menfi.s se reunió a su escuadra, y,
navegando en ella por uno de los brazos del
Nilo, llegó a la pequeña isla Jde Faros, donde
la costa formaba un excelente puerto natu-·
ral. Alejandro, reconociendo la excelente si-
tuación de aquel lugar, resolvió fundar allí
una gran ciudad que llevara su nombre, e in-
mortalizase sus proezas. Escogió todo el es-
pacio que hay entre las lagunas y el mar,
frente a la isla de Faros, y delineó una mura-
lla de ochenta estadios (r). Como él, siguiendo
su conquista, debía continuar avanzando, y no
PQdí-a permanecer allí hasta que la ciudad fue-
(1) Cada eatalilo 600 ptes.