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ALEJANDRO MAGNO.-11'0

se terminada, quiso de antemano hacer él los
planos, y señalar el emplazamiento de los lu-
gares principales, como el Agora y los tem-
plos dedicados a los dioses griegos y a la Isis
egipcia.
Dicen que en tal ocasi6n., no queriendo Ale-
jandro marcharse sin dejar señalado el tra-
zado de las murallas, de las calles y plazas
se encontr6 con qu~ no había allí yeso con que
hacerlo. Mas uno de los trabajadores, que era
hombre agudo, corri6 adonde estaban las pro-
visiones del ejército y volvi6 con un saco de
harina que sirvi6 perfectamente para el obje-
to. Mostrábase el rey por demás complacido
con el trazado de su futura ciudad cuando una
espesa nube de pájaros de distintas clases, se
arrojaron sobre la harina y no dejaron ni ras-
tro de ella. Alejandro, que estaba entusias-
mado con el plano resultante, mostróse deso-
lado, pero los adivinos le consolaron, dicién-
dole:,
-Ningún augurio te seda tan favorable
como _éste, ¡ oh vencedor y fundador de ciu-
dades I Que los pAjaros del cielo nos dicen
c6mo esta cíudc1.d. que tú fundas crecerá en
pros~idades y abundará ~ riquezas.~ y a