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0.-LOS Gl\ANDES HOMBl\ES
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se echasen abajo las estatuas erigidas a los
dioses y a los hombres ilustres en los luga-
res públicos, no dejando ni siquiera que se
tocas~n, por lo que se refiere que muchos ha-
bitantes de la ciudad, mient<ras dur6 el sitio,
ocultaron sus riquezas debajo de las vestidu-
ras de estas estatuas, donde se hallaron veinte
años después, cuando Casandro reedi:6.c6 a
Tebas.
En cuanto al castigo que los tebanos reci-
bieron fué dtito, muy duro. Salváronse, sin
embargo, de él, los descendientes de Píndaro,
famosísimo poeta que en sus versos habfa ala-
bado al antiguo Alejandro, abuelo de Alejan-
dro Magno. Salv6se también cierta dama
principal y honesta llamada Timoclea, ,en
cuya casa entraron con violencia; durante el
saqueo, algunos tracios, y después de insul-
tarla y escarnecerla brutalmente, le pregun-
taron si había ocultado sus riquezas en alguna
parte. Contest6 ella al comandante de los tra._
dos que sí, y guiándole hasta la huerta de su
casa, le mostró un pozo, diciéndole que lo me-
jor de su oro y de su plata, lo había ocultado
a.llí. Inclin6se el bárbaro sobre el brocal del
pozo, y mientra~ m~ía. su profo1;1didad 1 <:OU
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