Page 347 - El Retorno del Rey
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Además, después de Minastir, los Reyes se hicieron codiciosos, y buscaban la
riqueza y el poder. En un principio los Númenóreanos habían llegado a la Tierra
Media como maestros o amigos de los Hombres menos afortunados, afligidos por
Sauron; pero luego sus puertos se convirtieron en fortalezas, y dominaron vastas
tierras costeras. Atanamir y sus sucesores impusieron altos tributos, y los barcos
de los Númenóreanos volvían cargados de botín.
Fue Tar-Atanamir quien primero habló abiertamente en contra de la
Prohibición y declaró que la vida de los Eldar le pertenecía por derecho. Así, la
sombra creció y el pensamiento de la muerte oscurecía el corazón de la gente.
Entonces los Númenóreanos se dividieron: por una parte, estaban los Reyes y
quienes los seguían, y se apartaron de los Eldar y los Valar; por la otra, unos
pocos que se llamaron a sí mismos los Fieles. Vivían casi todos al oeste de la
tierra.
Los Reyes y sus seguidores fueron abandonando poco a poco el empleo de
las lenguas Eldarin; y por último el vigésimo Rey tomó un nombre real de la
lengua Númenóreana, y se llamó a sí mismo Ar-Adûnakhôr, « Señor del
Occidente» . Esto les pareció a los Fieles de mal agüero, porque hasta entonces
sólo le habían dado ese título a uno de los Valar, o al mismo Rey Antiguo. Y, en
verdad, Ar-Adûnakhôr empezó a perseguir a los Fieles y a castigar a los que
empleaban las lenguas élficas abiertamente; y los Eldar ya no fueron a
Númenor.
No obstante, el poder y la riqueza de los Númenóreanos siguieron
aumentando, pero la edad que alcanzaban fue decreciendo a medida que crecía
el temor a la muerte, y la alegría los abandonó. Tar-Palantir intentó poner
remedio al mal; pero era demasiado tarde, y en Númenor hubo rebelión y lucha.
Cuando murió, su sobrino, jefe de la rebelión, se apoderó del cetro y se convirtió
en el Rey Ar-Pharazôn. Ar-Pharazôn el Dorado fue el más orgulloso y poderoso
de todos los Reyes, y no deseaba nada menos que llegar a gobernar el mundo.
Decidió desafiar a Sauron el Grande por el dominio de la Tierra Media; y por
fin él mismo se hizo a la mar en un gran navío y desembarcó en Umbar. Tan
grandes eran los Númenóreanos en poderío y esplendor que los propios
servidores de Sauron lo abandonaron; y Sauron se humilló rindiendo honores y
pidiendo clemencia.
Entonces Ar-Pharazôn, en la locura de su orgullo, lo llevó como prisionero a
Númenor. No transcurrió mucho tiempo antes de que Sauron hechizara al Rey y
dominara a los consejeros y pronto cambió el corazón de todos los
Númenóreanos, excepto los que quedaban de los Fieles, y los arrastró a la
oscuridad.
Y Sauron le mintió al Rey, diciéndole que la vida sempiterna sería de quien se
apoderara de las Tierras Imperecederas, y que la Prohibición había sido
impuesta sólo para impedir que los Reyes de los Hombres superaran a los Valar.