Page 12 - La Traición de Isengard
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sin embargo, descubrí que si rechazaba un material por ser menos esencial o de
menor interés, siempre, [6] en un punto posterior, me enfrentaba a la necesidad
de dar explicaciones que destruían lo que había ganado. Por último, decidí que,
de hecho, « El Rey del Castillo de Oro» proporciona un lugar muy adecuado
para detener la narración, no en términos del movimiento de la composición, sino
en términos del movimiento de la historia; y he retenido el título de La Traición de
Isengard (TI) porque ése era el nuevo elemento central de esta parte de El Señor
de los Anillos, aunque en éste la descripción de la destrucción de Isengard y la
recompensa de la traición de Saruman sólo se alcanzan en un boceto preliminar.
Por supuesto, sería posible abreviar de forma considerable mi narración
tratando los temas como la cronología y la geografía de forma más superficial,
pero, como bien sé, hay gentes que encuentran de gran interés estas cuestiones a
menudo excesivamente complejas y otros a los que no les resulta fácil pasarlas
por alto. O bien podría haber omitido algunos pasajes de la escritura original
donde no se nota con claridad la diferencia con el trabajo publicado; sin
embargo, mi intención a lo largo de toda esta « Historia» ha sido que se escuche
primordialmente la propia voz del autor.
El modo en que El Retorno de la Sombra fue construido, significaba que la
primera parte de La Traición de Isengard debía incluir y ampliar los desarrollos
ulteriores que acontecen en La Comunidad del Anillo, hasta llegar al punto
alcanzado en el primer libro, y, por necesidad, esta parte es una continuación de
la narración de El Retorno de la Sombra y mantiene una relación muy estrecha
con ella… aunque la mayoría de las notas de página sólo son referencias que no
tienen importancia para la discusión del problema.
Una vez más, este libro es, principalmente, de naturaleza descriptiva; en
general, he considerado más útil explicar por qué creo que la narrativa
evolucionaba a medida que se sucedían las descripciones antes que explayarme
en mis propios puntos de vista acerca de la importancia de aspectos particulares.
A medida que la escritura de El Señor de los Anillos avanza, los borradores
iniciales se tornan más y más difíciles de leer; no obstante, por motivos obvios, no
he vacilado en intentar presentar incluso los ejemplos más formidables, tales
como la descripción original de la visión de Frodo en Amon Hen (pp. 435-436),
aunque el resultado debe estar salpicado aquí y allá con puntos e interrogantes.
En la preparación de este libro, de nuevo quedo en gran deuda con la
generosa e infatigable ayuda que el señor Taum Santoski me brindó; con el señor
John D. Rateliff, quien me auxilió en el análisis de los manuscritos en posesión de
la Universidad de Marquette. Mi agradecimiento también al señor Charles B.
Elston, archivista de la Biblioteca de Marquette, por proporcionarme fotografías
de los diseños [7] para la Puerta Oeste de Moria y la inscripción en la Tumba de
Balin, y a la señorita Tracy Muench, que ha sido responsable del fotocopiado de