Page 90 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Supremo”. Su regente en la naturaleza era Odín, el dios de un solo ojo. Como
Quetzalcóatl. Odín fue elevado a la dignidad de divinidad suprema. Según los
drottar, el universo se formó a partir del cuerpo de Ymir, el gigante de la
escarcha. Ymir se formó a partir de las nubes de niebla que se elevaban de
Ginnungagap, la inmensa grieta en el caos a la cual los primigenios gigantes de
la escarcha y gigantes del fuego habían arrojado nieve y fuego. Los tres dioses,
Odín, Vili y Ve, dieron muerte a Ymir y con él formaron el mundo. A partir de
los distintos miembros de Ymir se crearon las distintas partes de la naturaleza».
Después de que Odín impusiera orden, hizo construir un hermoso palacio,
llamado Asgard, en la cima de la montaña, donde los doce Æsir (dioses) vivían
juntos, muy por encima de las limitaciones de los hombres mortales. En aquella
montaña también estaba el Valhalla, el palacio de los fallecidos, donde todos aquellos
que habían tenido una muerte heroica luchaban y se daban festines día tras día. Por la
noche, sus heridas curaban y el jabalí cuya carne comían se renovaba con la misma
rapidez con la que lo consumían.
Balder el Hermoso, el Cristo escandinavo, era el hijo bienamado de Odín. Balder
no era guerrero; su espíritu amable y encantador llevó paz y alegría a los corazones de
los dioses y todos lo querían, menos uno. Del mismo modo en que Jesús tuvo a Judas
entre Sus doce discípulos uno de los doce dioses era falso: Loki, la personificación
del mal. Loki hizo que Höor, el dios ciego del destino, disparara contra Balder una
flecha de muérdago. Al morir Balder, la luz y la alegría desaparecieron de la vida de
los demás dioses, que, desconsolados, se reunieron para buscar un método que les
permitiera resucitar aquel espíritu de vida y juventud eternas. El resultado fue el
establecimiento de los Misterios.
Los Misterios odínicos se celebraban en criptas o cuevas subterráneas, cuyas
nueve cámaras representan los nueve mundos de los Misterios. Al candidato que
quería ingresar se le encomendaba la misión de resucitar a Balder de entre los
muertos. Aunque él no lo sabía, él mismo representaba el papel de Balder. Se
denominaba a sí mismo «trotamundos»; las cavernas que atravesaba simbolizaban los
mundos y las esferas de la naturaleza. Los sacerdotes que lo iniciaban eran emblemas
del sol, la luna y las estrellas Los tres iniciadores supremos —el Sublime, el Igual al
Sublime y el Supremo— eran análogos al maestro adorador y el guardián menor y el
mayor de las logias masónicas.
Después de vagar durante horas por los pasadizos intrincados, el candidato era
conducido ante una estatua de Balder el Hermoso, el prototipo de todos los iniciados