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Nos ofrecimos para ayudar en Formosa, y fuimos de viaje a conocer esos lugares,
                pero sentíamos todavía el llamado a Rosario. Abrimos nuestro corazón a los líderes,
                comentándoles lo que nos pasaba, y ellos insistieron otra vez con Santa Fe, con For-
                mosa, luego también se habló de Paraná. Oramos y llegamos a la conclusión que Santa
                Fe era nuestro lugar.

                  Fue bueno seguir el consejo de nuestros líderes. Ellos nos dieron una guía, un pano-
                rama sobre la situación en Formosa. Nos instalamos en Santa Fe y, desde allí, comen-
                zamos a trabajar para la extensión del reino de Dios. Abrimos la primera iglesia en
                Formosa, en el año 1989 y, al poco tiempo, en ese mismo año, una obra en Santa Fe.

                  Comenzamos a transitar por la Ruta 11 visitando estas obras. Podíamos ver muchas
                ciudades, y sentíamos la carga de abrir una nueva iglesia en cada uno de esos lugares,
                en aquella ciudad y la otra de más allá… así pensábamos. Luego surgió el deseo de
                abrir una obra en Reconquista, que en ese tiempo era una ciudad de cincuenta mil
                habitantes o más, y no teníamos ninguna obra allí. Entonces empezamos a abrir obras
                y fue de mucha bendición.

                  Hoy en día hay cinco nuevas iglesias en Formosa; nosotros pudimos participar en
                la apertura de esas obras y en más de diez obras nuevas en la provincia de Santa Fe.
                Vimos la mano de Dios después de dieciséis años de vivir allí.




                  El Señor también nos utilizó de otra manera, con la Escuela de evangelismo, que fue
                un recurso para preparar a la gente. Servíamos dando los estudios por las mañanas,
                y por las tardes íbamos a evangelizar. Los alumnos venían de distintas iglesias, los
                profesores eran pastores que nos ayudaban de diferentes congregaciones. Fue una
                estrategia muy importante para ir abriendo nuevas obras, y luego, con el apoyo de
                ellas, se armaron nuevas escuelas de evangelismo que con el transcurso del tiempo
                afectaron para bien a muchas vidas.

                  El Señor fue fiel. Durante siete años fui el superintendente de una zona entre Santa
                Fe y Entre Ríos. En ese tiempo hicimos un proyecto en conjunto en San Lorenzo, la
                Unión de las Asambleas de Dios nos había pedido que ayudáramos a abrir algo con VEN.
                  Después de dieciséis años de vivir en Santa Fe, exactamente en el año 2004, nos traslada-
                mos a Buenos Aires, en parte por una necesidad familiar, por la escuela de los chicos,


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