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Colastine era conocida por ser una zona de brujería y actividad demoníaca. Durante
                las noches se podían escuchar tambores y gente haciendo ritos satánicos. Era una co-
                munidad con mucha necesitad espiritual, y las condiciones económicas muy difíciles.
                Pero, con el tiempo Dios nos dio una gran victoria espiritual y cambió la historia de
                muchas personas que se casaron en lugar de vivir juntados, comenzaron a conseguir
                buenos trabajos y a edificar sus propias casas en lugar de alojarse en ranchos. Dios
                realmente levantó la zona en todas las áreas.



                  En varias ocasiones Colastine se inundó. Esto afectó a mucha gente. Cuando com-
                pramos la propiedad uno de los miembros de la iglesia nos comentó que era muy
                bueno que estuviera ubicada en una zona alta. Algo interesante fue que el terreno que
                compramos le pertenecía a una familia cristiana, pero no lo sabíamos. Luego de una
                de las inundaciones, la comunidad nos pidió si podían usar la iglesia para reanudar
                las clases porque la escuela de la zona estaba inundada. El gobernador de la provincia
                visitó la iglesia y agradeció la ayuda.
                  ¡Qué tremendo es el impacto del evangelio de Cristo!




                  Después de iniciar la segunda iglesia en Formosa, con el pastor Rubén Martearena
                hablamos respecto a dónde debíamos ir. Una ciudad al norte, a una hora de distancia,
                no tenía una iglesia de Unión de las Asambleas de Dios. Buscamos un obrero que nos
                ayudara, y Dios proveyó otra pareja de la iglesia madre, en Formosa.

                  Martín y Gloria Martínez se capacitaron como plantadores de iglesias y el proyecto
                se puso en marcha. Buscamos el terreno para la futura iglesia y para llevar a cabo la
                cruzada y la Escuela de Evangelismo. El Señor proveyó un maravilloso lote justo al
                costado de la carretera principal que va hacia la ciudad, cerca de un cruce. Compra-
                mos la tierra y colocamos la carpa, y pronto estuvimos listos para comenzar.

                  Dios milagrosamente nos proporcionó fondos de un buen amigo para la construc-
                ción de una casa parroquial allí. La iglesia progresó y hemos podido construir gracias
                a la ayuda de varios equipos de las iglesias de Asambleas de Dios de Lynnfield, en
                Massachusetts, y de Bellerose y Bethpage, en Nueva York.


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